CAMAGÜEY.- La obra de José Martí trasciende en el tiempo. Es fuente de inspiración inagotable. Una muestra palpable es fácil encontrarla en su enjundiosa crónica: El 10 de Abril, publicada en el periódico Patria, un abordaje de lo acontecido días previos, durante y posterior a la proclamación de la Primera Constitución de la República en Armas, nacida en Guáimaro, un día como hoy hace 151 años.
En el libro: Historia de Guáimaro, Época Colonial, de la Editorial Ácana, del 2003, se precisa que con el incendio y destrucción de este poblado, el más oriental de la provincia de Camagüey, el perímetro urbano quedó en ruinas y sus habitantes dispersos.
Poco a poco los españoles convertirían el lugar en campamento militar, mientras el Gobierno de la República en Armas, privado de una sede se mantuvo por varios meses en lugares conocidos de la geografía del territorio.
La imagen de cierre de la crónica, dada por Martí, es conmovedora: “”Ni las madres lloraron, ni los hombres vacilaron, ni el flojo corazón se puso a ver cómo caían aquellos cedros y caobas. Con sus manos prendieron la corona de hogueras a la santa ciudad, y cuando cerró la noche, se reflejaba en el cielo el sacrificio.
“Ardía, rugía, silbaba el fuego grande y puro; en la casa de la Constitución ardía más alto y bello. Sobre las olas de las llamas, en la torre de la iglesia, colgaba la campana encendida. Al bosque se fue el pueblo, al Derrocal. Y en la tierra escondió una mano buena el acta de la Constitución. ¡Es necesario ir a buscarla!
No pocas personas que han leído esta pieza de Martí se han preguntado acerca del término Derrocal. Recientes indagaciones periodísticas señalan que el caserío Derrocal o Berrocal, aparecía con el primer nombre en 1841, aunque se mantuvo en el imaginario hasta el siglo XIX, pero estaba en desuso desde finales de la misma centuria.
El Gobierno de la República en Armas, privado de una sede, acampó en varios puntos de la demarcación y desde el 18 al 28 de mayo de 1869 en Berrocal “pequeña aldea cercana al destruido Guáimaro”, desde cuyo punto el presidente Carlos Manuel de Céspedes se trasladó posteriormente a La Deseada, un asentamiento no muy distante de la Cuna de la Constitución. El día anterior, el 17, allí se refugió Ignacio Agramonte.
Quienes quieran profundizar en el toponímico de Derrocal y Berrocal hay documentos del siglo XVIII con referencias a litigios establecidos entre vecinos de la comarca sobre el paño de tierra con el nombre de Derrocal, toponímico recogido en el Legajo No. 1123, número 41695 de un documento del Archivo Nacional de Cuba en el fondo Gobierno Superior Civil.
A mediados del siglo XIX en la documentación sobre el Partido No. 26 de la Jurisdicción de Puerto Príncipe aparece el sitio que ya tiene alguna población como Berrocal, asentado en el Archivo Histórico Provincial, Cabildo 63.
El intelectual camagüeyano, D.c. Luis Álvarez Álvarez en su libro: “El Camagüey en Martí” con la coautoría del historiador Gustavo Sed Nieves, dijo que el artículo del Héroe Nacional es, sobre todo, una crónica de enorme capacidad de sugerencia entre la lírica y la narrativa con el estilo martiano plástico y sensible.
Las dudas que pudieran existir entre El Derrocal y Berrocal quedan esclarecidas. Esa demarcación que en aquella época pertenecía Guáimaro, con los años pasó a ser del municipio Colombia, en la vecina provincia de Las Tunas.