CAMAGÜEY.- La historia de Cuba cobra vida cada vez que desempolva a personas sumidas en el silencio, desconocidos cómplices de la obra que es hoy la Revolución. Cada vez que son traídos para completar vacíos y van más allá de la suma de “figuras esenciales” y sí, la unión de cada pieza del puzzle.
El agente General Luis, seudónimo del santaclareño José Candelario Pons y Naranjo, fue un colaborador clandestino en la Isla, quien desde finales de la década del setenta del siglo XIX desarrolló una intensa labor de inteligencia como periodista fundador de la Agencia General Revolucionaria de Auxilio y Comunicaciones (AGR), bajo las órdenes de Máximo Gómez.
Esta organización funcionó durante toda la Guerra del ‘95 como centro de coordinación del aparato de lucha clandestina para apoyar la causa independentista. Ya entre los años 1915 y 1919, cuando Pons fungía como director de Patria y Libertad, la publicación servía de enlace entre las diferentes agrupaciones de veteranos que integraron la Asociación en todo el país.
La prensa es un factor inobjetable dentro del proceso revolucionario cubano. El legado de periodistas como el del agente General Luis, aunque no muy conocido, adquiere vigencia dentro del gremio cubano. Él reflexionaba que corresponde a la prensa educar con el ejemplo y afirmaba: “Debe enseñar con su propia práctica a la sociedad, el sendero del bien, de la virtud, del deber, del patriotismo, y también rechazar con noble actitud la corrupción y el pillaje…”.
Es bastante la distancia en años que nos separa de este periodista y, sin embargo, sus concepciones son perfectamente aplicables, y más que eso necesarias para enfrentar los retos del gremio, en contexto con la sociedad cubana. Además, es un ejemplo dentro de la inteligencia mambisa que logró, durante 30 años, contribuir a las luchas independentistas, mérito reconocido por Martí al decir:
Agente General Luis:
Al fin felicito a Vd. Por la Fundación de la Agencia General Revolucionaria en esa ciudad. Vuestra obra de organización ha quedado perfecta de S. Antonio a Maisí. ¡Cuánto trabaja Vd… cuánto nos queda por hacer! (…).
La labor desplegada en la agencia tuvo entre sus resultados el éxito de manejar la correspondencia del campo insurrecto con la emigración, y entre las regiones en la lucha. Además, penetró el consulado norteamericano y obtuvo importante información para la dirección mambisa dentro y fuera de Cuba, coordinó detalles sobre la llegada de expediciones y nunca pudo ser infiltrada por el enemigo. Ninguno de sus miembros fue capturado.
Comprometido con su profesión, consagrado a la Patria sin importar el reconocimiento, José Candelario Pons y Naranjo fue un mambí que con su actividad clandestina legó a Cuba una irrefutable herencia periodística, y en consecuencia me uno a la expresión del general Emilio Núñez:
“…pero lo que yo más he admirado son estos hombres que en las ciudades, en la sombra, sin gloria, sin aspiraciones o futuras recompensas, exponían con tranquilidad inconcebible la vida para cooperar en la medida de sus fuerzas al triunfo ideal”.