CAMAGÜEY.- La camagüeyana Lourdes Mazorra ganó el Premio Pinos Nuevos 2020 en narrativa con Versiones de la sed. Es la mejor noticia para ponderar desde esta ciudad el Día Mundial del Idioma Español y el Día Internacional del Libro y del Derecho de Autor.
“Recibir la noticia hoy tiene esa sensación de las celebraciones dobles y triples y hasta infinitas. Una celebra la literatura, celebra la posibilidad de que exista el libro y sobre todo de que existan lectores, y celebra también la necesidad de escribir. Es un premio para celebrar la constante necesidad de la escritura y la lectura”, contó a Adelante Digital.
El Centro Cultural Dulce María Loynaz, del Instituto Cubano del Libro, eligió la fecha para publicar el resultado relevante para los cuentos que la autora aglutinó con el título de Versiones de la sed, ya sumado a una prestigiosa colección editorial, homónima del galardón.
Periodista, productora y guionista de audiovisuales, perfila su camino de narradora a partir de las lecciones del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso en el 2018, del cual mereció la beca El caballo de coral, y en el 2019 conquistó el Premio Celestino de Cuento con Las Fauces, libro de nueve relatos escrito desde la perspectiva femenina.
El jurado del Pinos Nuevos, integrado por Julio Travieso, Dazra Novak y Raúl Flores Iriarte, decidió concederlo a ella “por su interesante propuesta estética, buena factura y manejo de las tramas en cuentos donde predomina un atrayente aliento poético entremezclado con la realidad de lo cotidiano, la interacción de los seres humanos y la lucha por llegar a un lugar mejor”.
Lourdes Mazorra ofreció una pista definitoria con el seudónimo Evohé: “Estoy enamorada de Julio Cortázar”, aunque las del autor de Rayuela no son las únicas letras argentinas que admira. En este libro, la prueba está al inicio con los siguientes versos de Alejandra Pizarnik:
2
Estas son las versiones que nos propone:
un agujero, una pared que tiembla...
3
Sólo la sed
el silencio
ningún encuentro
cuídate de mí amor mío
cuídate de la silenciosa en el desierto
de la viajera con el vaso vacío
y de la sombra de su sombra
Alejandra Pizarnik
─ ¿Qué manantiales buscan tus Versiones de la sed?
─Son seis cuentos. El más corto tiene 6 cuartillas, el más largo tiene 15. Todas tratan sobre algún tipo de “sed” del ser humano. Sed de amor, de aceptación, de poder, de liberación, de sanación, de compañía… pero son versiones, son mis versiones de la sed, cada lector tendrá las suyas; el libro por sí solo tiene sus propias versiones.
─ Entre lo resumido por los expertos y tu intención, ¿enfatizarías algo?
─ El jurado en su acta resume cuando habla de “la realidad de lo cotidiano, la interacción de los seres humanos y la lucha por llegar a un lugar mejor”. Me complace que los cuentos llegaran en forma optimista, en forma de “lucha por un lugar mejor”. Son propuestas que se hacen desde el libro. Aunque no significa que son cuentos optimistas o felices, creo que la literatura es siempre una proposición, una incitación... Vamos a decir que son Versiones de la sed. No hay mejor piropo que esas palabras que el jurado escribió sobre mi libro.
─Otro jurado elogia tu “aliento poético”…
─Pues sí, es la segunda vez que ocurre, en los dos certámenes que he participado el jurado ha elogiado mi “aliento poético”. A mí, este tipo de elogio me deja sin aliento, siempre he pensado que la narrativa tiene opciones de enmascaramiento, como autora tengo más posibilidades de escamotear mi voz; pero la poesía es un desnudo literario y como todo desnudo tiene muchos riesgos, porque quedas descubierta ante el lector. La poesía solo es posible cuando es un reclamo del alma. Así que ya ves, el “aliento poético” va dejándome desnuda en estos cuentos…
─Tengo una curiosidad, porque eres periodista, ¿quién te dio la noticia?
─Yasel Toledo, vicepresidente nacional de la Asociación Hermanos Saíz, me llamó bien temprano para darme la noticia. No estaba haciendo algo relacionado con la literatura, tengo horarios establecidos, rutinas. Con respecto a la noticia, siempre tengo que decir que la AHS está al tanto de nuestro trabajo y por eso me dio alegría que desde su presidencia nacional llegara la primera felicitación… Agradezco también al Centro Dulce María Loynaz, cuyo director me llamó para felicitarme y me aseguró que compartiremos los afectos en la premiación, cuando quedarse en casa ya no sea una obligación…
─La narrativa en ti va en grande, ¿es tu meta?
─La narrativa en mí va en serio. Trabajar en serio, tener responsabilidad, ser consecuente, dedicar tiempo, esforzarme… Dice Sábato: “Uno se embarca hacia tierras lejanas, o busca el conocimiento de hombres, o indaga la naturaleza, o busca a Dios; después advierte que el fantasma que se perseguía era Unomismo”. Yo voy en serio conmigo misma, no puedo traicionarme. Sobre “ir en grande” en la literatura, no creo que sea la meta… dentro de muchos años no quiero mirar atrás y darme cuenta que por “ir en grande” he sacrificado o traicionado las esencias que soñé para mí, yo voy conmigo, en serio y sinceramente, y eso me satisface.
─Leer y/o escribir, ¿cuáles opciones te deja la cuarentena?
─He leído mucho, bastante, todas novelas, algunas las he releído y he descubierto un placer en la lectura atenta y calmada de la soledad. Pero nunca será suficiente, siempre hay que leer. He escrito, sí. No como un reto, sino como una salvación.