CAMAGÜEY. - A Susana Domínguez Ramentol la conocimos un jueves, pero podría haber sido cualquier otro día. Eran poco más de las 11 de la mañana y ella esperaba en “El Bosque” a que el almuerzo estuviera listo. Susana tiene 65 años, y su mamá, 86. Ambas son jubiladas: la hija era custodio en la Sala Polivalente, y la anciana, administradora del correo de Plaza Méndez. Mujeres buenas y trabajadoras, sin dudas.

Susana y su madre viven juntas, en una vivienda de la calle Alfredo Adán, en el reparto La Vigía, de la ciudad de Camagüey. Desde 2018, Susana va diariamente al comedor del sistema de atención a la familia (SAF) El Bosque —perteneciente al distrito Joaquín de Agüero— en busca de alimentos, porque es una de los 204 asistenciados a los que se les brindan en esa unidad servicios de desayuno (entre 7:00 y 9:00 a.m.), almuerzo (de 11:00 a.m. a 1:00 p.m.) y comida (en el horario de 5:00 a 7:00 p.m.), además de actividades socioculturales, según detalló a la prensa Alexander de la Cruz Loforte, su administrador hace un lustro.

Aquel mediodía dialogamos también con un hombre que a sus siete décadas es beneficiado —al igual que Susana— por las bondades de un sistema que en la provincia de Camagüey suma otros 105 lugares como este y más de 6 700 personas atendidas.

Heriberto Hernández fue mecánico y comparte sus días con una valiosa mujer de 67 años que se desempeñó como educadora de círculos infantiles, aunque en esta ocasión vino solo y llevará al hogar alimentos para él y su esposa. Heriberto nos cuenta que durante más de un calendario ambos han recibido “un servicio muy bueno por parte de los 13 trabajadores de ´El Bosque´, de los cuales nos ha hablado ya Alexander, el administrador.

Ese día, el menú —siempre visible a la entrada del comedor— anuncia que los abuelos podrán disfrutar de arroz blanco, potaje de chícharos, hamburguesa y alguna vianda, que son los platos principales y cuyo precio total es de un peso en moneda nacional. Además, los asistenciados pueden solicitar (y casi siempre lo hacen, nos dice Raisa, la encargada de elaborar los tickets y entregarlos a los ancianos) otras ofertas opcionales como la ensalada y la natilla, por el valor de $ 0.20 cada una, y también refresco ($ 0.15) y pan ($ 0.10).

Susana, Heriberto y Alexander corroboran a Adelante Digital las medidas higiénicas que, ahora con más empeño, por el peligro de la COVID-19, ponen en práctica en esta casa de familia que acoge a personas de uno de los grupos etarios más vulnerables a la enfermedad declarada pandemia por la Organización Mundial de la Salud en marzo de 2020.