Año tras año llegamos a la fecha que no olvidamos. ¿Cómo hacerlo cuando se hiere a la patria en lo más valioso que tiene?: su pueblo.

Es, como acertó a decir Odalys Pérez Rodríguez, la hija mayor del bravo piloto del avión siniestrado en Barbados: “una herida incurable”.

Ella tenía 10 años cuando sucedió la tragedia, pero no logró borrar de su memoria la grabación en que se escucha la voz desesperada de su padre, Wilfredo Pérez Pérez (Fello), tras la explosión de una carga explosiva en el aparato a los pocos minutos de su despegue del Aeropuerto barbadense.

Fue el seis de octubre de 1976 cuando el DC-8 de Cubana de Aviación que realizaba salida regular entre Barbados y La Habana, explotó en el aire, en criminal acción terrorista.

Los autores materiales

Un cielo claro, despejado de nubles parecía arropar el avión cubano que, en el aire, semejaba un pájaro herido.

La tripulación hizo cuanto pudo para tratar de salvar la aeronave y, por ende, las vidas de los 73 pasajeros, de ellos, 57 cubanos, entre los cuales viajaba el equipo juvenil de esgrima que regresaba victorioso del torneo Centroamericano y del Caribe celebrado días antes en Venezuela.

Estos habían abordado el aparato en el aeropuerto de Piarco, en Trinidad, lo que hicieron también, con nombres falsos, Freddy Lugo y Hernán Ricardo, autores materiales del sabotaje.

Los mismos se bajaron en el aeropuerto de Seawell, en Barbados, tras dejar sus bombas de muerte y destrucción, pues minutos después, la carga explosiva que habían puesto en su tránsito, abatía el avión de la aerolínea cubana.

Y nunca hubo justicia

Este seis de octubre, instituido como Día de las Víctimas del Terrorismo de Estado, arribamos al aniversario 49 de un crimen que no olvidamos.

Luis Posada Carriles y Orlando Bosch, autores intelectuales del sabotaje, se pasearon durante años por Miami, mientras los familiares de las víctimas y todo nuestro pueblo, buscaban su arresto y condena; lo que nunca ocurrió.

Fidel lo dijo así en el acto de despedida simbólica de los restos de nuestros hermanos asesinados en el brutal acto de terrorismo contra un avión civil en pleno vuelo.

“Es inimaginable el drama que tiene que haber significado para los pasajeros y tripulantes la explosión y el incendio encerrados en una nave aérea“. Barbados es un crimen en la memoria y una herida que no sana porque nunca hubo justicia.