El imperialismo yanqui había encontrado dóciles servidores en los gobiernos reformistas del autenticismo cubano encabezados por Ramón Grau San Martín (1944-1948) y Carlos Prío Socarrás (1948-1952), quienes llevaron hasta los mayores extremos el latrocinio, la corrupción administrativa, el nepotismo y no se sabe cuántos males engendrados por la neocolonia.
De manera paralela en este mismo período se destacó la figura de Eduardo Chibás, representante del Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo) con una prédica moralizadora y de adecentamiento cívico, quien en medio de una ardiente polémica contra el entonces ministro de Educación, Aureliano Sánchez Arango, por el robo de los fondos públicos destinados al material docente y al desayuno escolar, se suicidó el 16 de agosto de 1951, al no poder presentar públicamente las pruebas materiales de sus acusaciones.
Aún así, para las elecciones generales previstas para el 1ro. de julio 1952 el Partido Ortodoxo tenía asegurada la victoria, por lo que los Estados Unidos, y los sectores más reaccionarios de la clase dominante, temerosos de las fuerza de las masas se decidieron a impedir el triunfo.
Fulgencio Batista, valorado por el Imperio de antemano como el hombre fuerte, fue el elegido para continuar la cadena de golpes militares que venían ocurriendo en otros países latinoamericanos como Perú, Bolivia, Venezuela, Colombia, Paraguay, Brasil...
En el Informe Central al Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba se destaca que en medio del caos, el descrédito y la desmoralización de los gobiernos civiles, le resultó fácil a Batista desesperado por retornar al poder - había sido presidente entre el '40 y el '44 -, penetrar por una posta del Campamento de Columbia, hablar con sus soldados y convertirse de nuevo en amo del país.
Prío abandonaba al pueblo a su desventura sin la menor resistencia.
La reacción inicial del pueblo fue concentrarse espontáneamente ante el Gobierno Provincial. Las llamadas "clases vivas" representadas por el senador Arturo Hernández Tellaeche, líder del autenticismo aquí, Gerardo Alvarado, representante del Partido Ortodoxo y Francisco Botifoll de Acción Cívica Camagüeyana se entrevistaron con el vacilante coronel José Acosta de la Fuente, sin que definieran una oposición enérgica al golpe.
Aquí en la ciudad de Camagüey el pueblo asaltó y destruyó el local del PAU, en la calle República fue atacada una manifestación de jóvenes encabezada por Jesús Suárez Gayol, se conoce que un joven fue herido de balas.
En tanto, el Partido Socialista Popular convocó a un mitin de condena que se celebró por la tarde en el parque Agramonte, el cual fue imposible celebrar por la acción de la policía y el ejército, por lo que se realiza el pronunciamiento del PSP el día 13 y abogó por restituir la Constitución del 40, el respeto al Congreso y sus funciones, a la democracia obrera.
El día 14 el periódico provincial "Acción Libre" que dirigía el colega Gustavo Tomeu Riverón publicó un artículo escrito por el Dr. Raúl García Peláez, denominado "Golpe no, entrega sí" donde se analizaba la traidora posición del presidente Prío ante aquella situación.
Aquí es importante enumerar que en distintos lugares de la provincia se produjeron acciones de rechazo al golpe en los centrales Agramonte, Florida, Estrella y Céspedes, en los poblados de Santa Cruz del Sur, Esmeralda, Ciego de Ávila, Morón, Jatibonico...
El periódico "El Camagüeyano" del 16 de marzo publicaba una relación de personas acusadas por instigar a los obreros del central Francisco a que abandonaran el trabajo repartiéndoles hojas sueltas tituladas: Enjuicia el Partido Socialista Popular el golpe de Estado... las que acompañaban de unas declaraciones de Lázaro Peña.
El Golpe de Estado del 10 de Marzo tuvo una significación histórica puntualizada aspectos como la frustración momentánea de las esperanzas de libertad del pueblo; se violó el sistema constitucional, creció la ofensiva ultrarreaccionaria de la oligarquía nacional y el imperialismo, se intensificó la represión anticomunista y antiobrera, quedaron aplastadas las pocas libertades públicas que quedaban y se cerró al pueblo todas las posibilidades legales de luchas por sus derechos.
Sin proponérselo, el enemigo con esta etapa de terror reaccionario en contraposición al auge de lucha revolucionaria de las masas populares, crearon las condiciones para la situación revolucionaria que desembocará en el Asalto al Cuartel Moncada.
En la Plataforma Programática del Partido Comunista de Cuba se plantea que Fidel Castro llegó a la conclusión de que la única manera de combatir con éxito al régimen de Batista y a todo lo que él representaba era vertebrando un movimiento independiente y ajeno a los politiqueros corrompidos y proimperialista, a todo partido, incluso al PSP que en esos momentos no podía enfrentar la nueva forma de lucha dado el estado de persecución y acoso a que estaban sometidos sus dirigentes.
“No hay situación social y política, por complicada que parezca – apunta el Informe Central al Primer Congreso – sin una salida posible.”
El golpe de Estado del 10 de marzo de 1952 marcó la crisis de la democracia burguesa y el fin de las ilusiones reformistas en nuestro país, creando una situación social y política cuya única solución posible era la Revolución.
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