CAMAGÜEY.- Cuando el cuarteto de saxofones Unión interpretó Acuarela de Brasil, la música envolvió el Casino Campestre como en el audiovisual de animación que hizo aprehender ese otro himno de una nación por estos días resaltada en el mayor evento cultural de Cuba.

El espectáculo de apertura de la Feria del Libro en Camagüey, que hace varias ediciones tiene a su cargo el director artístico Jesús Rueda, logró combinar motivos danzarios, escénicos y literarios  para esa dedicatoria.

Fluyó de la Chica de Ipanema, también tocada por Unión, al tema en portugués cantado por Liudmila Pardillo. Se contuvo en el poema evocado de Thiago de Melo, aquel que entre versos dicta estatutos para el hombre, y únicamente prohíbe amar sin amor. Luego coronó el escenario parte de un cuento de Frei Betto, El elefante y la hormiga, que prepara para estreno el Guiñol de Camagüey.

En el área donde está ubicada la tarima principal está un grupo habitual en este evento. El proyecto Carsueños llena de colores e iniciativas cada Feria. Para esta tiene en exposición muñecos de trapo con la imagen de personajes típicos y populares de Brasil.

Ha habido más que trae hasta la urbe el arte y el talento del gigante de América del Sur, a través de propuestas literarias, del pensamiento y la construcción de imaginarios desde lo audiovisual, como afloró en el panel de homenaje a Brasil en el café La Comarca.

Desde la mañana, con su estatura intelectual, el investigador y ensayista Juan Antonio García Borrero, elegido para ofrecer el discurso de apertura resumió con dos ideas la emoción que ha de mover y expandir la Feria: la defensa del libro como contenido y misterio más allá de soportes y de formas, y el ejercicio de la escritura y la interpretación como herramienta para transformar la realidad hoy.