El verso inicial, trasformado en titular del comentario, tiene la intención de reconocer el niño interior del periodista, al camagüeyano de intensa y novedosa obra literaria Nicolás Guillén Batista, quien dedicó también textos infantiles, con el mismo fervor con el que expresaba sus ideas políticas, entre ellas las socialistas, nada bien apreciadas por sus contemporáneos, sobre todo por el color de su mulata piel.