CAMAGÜEY.- Danixia Novoa Sotomayor aguardaba desde hacía varios meses la partida hacia una de las pequeñas islas del Pacífico como colaboradora de servicios médicos en el exterior. La aparición de la COVID-19 trastocó los planes.
Tras un entrenamiento en la capital del país, como los otros brigadistas del contingente Henry Reeve, la distancia se le acortaría de los más de 15 000 kilómetros a apenas 1 989, pues su nuevo destino sería San Vicente y Las Granadinas. Allá llegó al frente de 16 colaboradores el 27 de marzo. La misión consistía en frenar la expansión del nuevo coronavirus, que allí no ha tenido tanto alcance como en otras regiones del continente americano.
La conversación con esta médico formada por la Revolución gira en torno a un tema controversial, relacionado con la campaña de Estados Unidos y de otros “desgobiernos”, como Brasil y Bolivia, bajo la égida también de la Organización de Estados Americanos (OEA) y del señor Almagro: sus desafiantes descréditos a la labor de los médicos y el resto del personal de la salud, a quienes califican de esclavos y de promover la trata de personas.
La palabra esclava causa repulsa en esta camagüeyana: “Para mí y mis compañeros esa es una de las más absurdas patrañas del imperialismo. Tuvimos el enorme privilegio de nacer y en Cuba, un país libre y soberano donde la educación es un derecho y la formación vocacional forma parte de los programas de estudio. Escogimos nuestra profesión voluntariamente y con la convicción de que la solidaridad forma parte de ella”.
De la conversación no escapa el empoderamiento femenino en nuestro archipiélago. “Tenemos acceso a similares oportunidades de superación y desarrollo. Gozamos de los mismos derechos que los hombres. Ante nuestra cotidianidad nos parece increíble que en muchos países por el solo hecho de ser mujer no se perciben iguales beneficios por igual trabajo. Nosotras formamos parte de la vida política y social con una presencia cada vez más alta”.
El personal cubano de salud presente en esa nación caribeña acogió con orgullo la propuesta de amigos de nuestro país de que se le otorgue a la “Henry Reeve” el Premio Nobel de la Paz. Consideran que el contingente se lo ha ganado con el enfrentamiento a las más disímiles formas de emergencia en el mundo entero, entre las que el ébola y la COVID-19 han sido “la tapa al pomo”, como se dice en buen cubano.
En San Vicente el grupo profundizó en las conductas ante situaciones de desastres, las guías de medicamentos disponibles, prácticas de bioseguridad, atención al paciente grave, evoluciones médicas y de enfermería, organización de los servicios y de los sistemas de emergencia.
San Vicente y las Granadinas, estado insular situado al norte de Venezuela y de la isla de Granada, en las Antillas Menores del mar Caribe, ha mantenido históricamente estrechos lazos de amistad con Cuba. Es miembro de la CARICOM y ALBA-TCP.
Hace apenas unas horas supimos que el primer ministro Ralph Gonsalves participó en la despedida a quienes prestaron colaboración médica en su país durante la crisis sanitaria generada por la COVID-19. En el acto público también estuvieron presentes el ministro de Salud vicentino, Luke Browne, y el embajador de Cuba en la isla caribeña, José Leyva, precisó una información difundida por Telesur.
Gonsalves deseó a los galenos un feliz regreso a la Patria, a la vez que agradeció la solidaridad del presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez, y del primer secretario del Partido, General de Ejército Raúl Castro Ruz.
“De los 16 miembros de la brigada nos quedamos cuatro médicos que laboraremos en las clínicas distritales de esta nación, los otros regresaron a nuestro país con el deber cumplido”, anunció Danixia.