CAMAGÜEY.- “Qué importa la sordera del oído cuando la mente oye; la verdadera sordera, la incurable sordera es la de la mente”, dijo Víctor Hugo, autor de Los Miserables, y ciertamente muchos se tapan oídos, ojos y boca frente a algunas circunstancias de la vida, sin darse cuenta de cuánto ellos mismos se excluyen.
Pero septiembre intenta revertir parte de esa realidad. Septiembre ha dedicado sus horas finales a las personas sordas con la celebración de dos fechas importantes para su comunidad: el Día Internacional de las Lenguas de Señas (el 23), y la Semana Internacional de la Persona Sorda (la última).
Estas efemérides que se festejan en conjunto persiguen sin dudas el mismo fin: procurar la inclusión social de los usuarios de ese lenguaje con miras a la plena realización de sus derechos humanos, que se conozcan más las características de su comunidad y abrir los sentidos del mundo en torno al tema.
OTRA LENGUA, OTRO IDIOMA
El 20 % de las personas en el mundo utilizan señas como lengua materna. Foto: Tomada de telesur.net
Según la Federación Mundial de Sordos hay aproximadamente 72 millones de personas en todo el mundo que utilizan más de 300 lenguas de señas diferentes. Las mismas son consideradas idiomas naturales estructuralmente distintos de las lenguas habladas y son distintivas de cada región, aunque también existe un lenguaje de señas internacional que se utiliza en las reuniones globales o de manera informal cuando viajan y socializan; es menos complejo y tiene un léxico limitado.
El acceso temprano a la lengua de señas y su aprendizaje con calidad influye notablemente en el crecimiento, desarrollo e inclusión social de las personas sordas, en su acceso a la información y a los servicios básicos.
La conmemoración coincide con el día de creación de la Federación Mundial del Sordo (1951) y fue proclamada por la Organización de Naciones Unidas en noviembre del 2017. Se celebró el año pasado por primera vez bajo el tema “Con lenguaje de señas, ¡todo el mundo está incluido!”.
Debería ser una meta de los gobiernos que se enseñe la lengua de señas de su país, como se hace con otros idiomas. Sería la mejor muestra a la comunidad sorda de que también son parte de la nación, de que hay interés de escucharlos y comunicarse con ellos, de que sus códigos forman parte de una cultura.
POR LA INCLUSIÓN Y MÁS
Todos los sentidos juegan un rol importante en el desarrollo cognitivo del individuo, pero la audición es el principal vehículo a través del cual se aprende a hablar y a dar una estructura coherente a los pensamientos.
Desde 1958, la Federación Mundial de Sordos dedica la última semana de septiembre a más que promover la inclusión dentro de la sociedad de estas personas, también educan sobre la necesidad de la detección temprana de trastornos auditivos en los niños recién nacidos.
La hipoacusia, por ejemplo, es un trastorno auditivo que afecta a cinco de cada 1 000 niños en el mundo y tiene solución en muchos de los casos. Cuando se clasifica como leve hay posibilidades de corregirla si se diagnostica durante los tres primeros meses de vida. En ese período se terminan de desarrollar los conductos auditivos de los seres humanos y se puede realizar una intervención quirúrgica para subsanar el problema, con una posterior rehabilitación.
En cuanto a la hipoacusia profunda o severa, la única solución a temprana edad es la colocación de implantes o audífonos que les permitan al niño llevar una vida normal, como el resto de sus compañeros.
Aunque las personas sordas tienden a estructurar sus ideas de forma diferente a las personas oyentes o que alguna vez escucharon y aprenden y se desenvuelven por medio de otros esquemas, son igual de capaces y útiles que el resto de los seres humanos.