SANTIAGO DE CUBA.- Melissa pasó por esta provincia, y las secuelas aun son visibles, pese a esa capacidad de resiliencia desarrollada en estos duros años por impactos de fenómenos meteorológicos, y de las severas limitaciones económicas.

Antes, fue Sandy, en el 2012, un categoría 2, sumamente destructivo, en otro octubre fatídico. Pero las adversidades renuevan constantemente la voluntad de vencer. Eso se percibe en la gran urbe oriental, hasta donde llegó, también, el largo brazo solidario de los camagüeyanos, sumados, como el resto del país, al apoyo de los afectados.

La electricidad no disipa las penumbras de toda la ciudad. Los daños en ese sector son importantes, pero aun en medio de ese contratiempo, se siguen gestando intensas horas de trabajo mancomunado, pues al buen decir de ellos “hay que echar pá alante”.

La carga solidaria llegó cuando las luces del día ya habían abandonado la tarde, pero eso no fue un obstáculo, para, con el auxilio de lámparas portátiles y las luces de los carros, descargar la preciada mercancia en un esfuerzo común.

El suceso no pasó inadvertido. Las autoridades santiagueras, con su calidez habitual, trasmitieron el agradecimiento. Niurka Bell Calzado, jefa del Grupo Político del Consejo de Defensa Provincial, refirió que este gesto es una muestra de la unidad de los cubanos, en momentos difíciles.

“Vinieron, manifestó, a compartir con nosotros lo que tienen, y lo que vemos en los trabajadores de Camagüey, es un gesto de amor, de hermandad, y eso nos hace fuerte, para convertirnos nuevamente en una ciudad bella, ordenada y disciplinada, tal como nos lo pidió un día el General de Ejército, Raul Castro”.

Richard Ramírez Arias, miembro del secretariado del Comité Provincial de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), en su intervención, puntualizó que Melissa no pudo quebrar la dignidad ni la esperanza de los santiagueros.
"Cada caja, afirmó, cada recurso traído, lleva el corazón de un camagüeyano que piensa en ustedes con gratitud y cariño".

Previamente, ese noble ejercicio de colaboración, ya se había iniciado con Granma, cuando las aguas del río Cauto desbordaban su cauce habitual. Pero hasta allí se fue, y mientras haga falta se irá donde se requiera. No habrá vacilación. Es la estirpe heredada.