CAMAGÜEY.- Tras más de cuarenta años de explotación, el combinado cárnico de Camagüey, que llegó a ser en la década del ochenta del pasado siglo el mayor de América Latina, entra actualmente en un proceso inversionista, enfocado a modernizar los flujos productivos con tecnología de punta, elevar los rendimientos y aprovechar cuanto subproducto sea posible de la masa vacuna y porcina llevada al sacrificio.
El programa, concebido en el 2016, forma parte del Proyecto de Desarrollo Ganadero (Prodegan), aprobado por el Grupo Empresarial de la Industria Agroalimentaria, bajo un esquema en el que interviene una institución internacional, y el encadenamiento de bases productivas de la agricultura, la industria láctea y la Empresa Cárnica Camagüey.
Según explicó Raúl Ramírez Rodríguez, máximo directivo del Cárnico agramontino, la ejecución del ambicioso plan comprende la línea de sacrificio animal y la empacadora para el aprovechamiento de los comestibles generados durante la matanza.
Prioridad uno tiene en este momento la primera, a un costo de 17 millones 611 700 pesos, para asegurar que los avances de la inversión no interfieran el ritmo en el momento del pico de ejecución, señalado para los primeros meses de 2023.
Durante el recorrido por la unidad empresarial César Escalante, nombre que lleva el combinado, instalado en la Circunvalación, Federico Hernández Hernández, primer secretario del Partido en la provincia, conoció de primera mano todo lo que acontece en el plano inversionista.
El alto nivel de obsolescencia del equipamiento tecnológico, el deterioro constructivo de las áreas del proceso y el insuficiente sistema de tratamiento de residuales, determinaron la intervención, la cual se ve favorecida, entre otras razones, por la tradición y la vasta experiencia productiva, la suficiencia para asumir el proyecto y la garantía de mercado, sin descuidar la calidad e inocuidad de los alimentos.
En el área de embutido, el dirigente político intercambió con los trabajadores en plena faena. Razonó con ellos la cantidad de toneladas de alimentos que ponen durante la semana en el mercado minorista, aún insuficiente, y conoció de las inquietudes con el salario, posible de resolver con el incremento de las ventas y el esfuerzo para arreglar los equipos.
Juan Carlos Domínguez Márquez, presidente del Grupo Empresarial de la Industria Agroalimentaria, abordó en intercambio con la prensa el alcance de la remodelación de la línea de sacrificio y también de la industria láctea, con marcado interés en la fábricas de helado Coppelia y de quesos La Vaquita.
Domínguez destacó que buscan alternativas para el uso de la harina de arroz, de yuca, y el suero lácteo.
Tanto el director general de la Empresa Láctea, como el directivo de Coppelia hablaron de los esfuerzos para elevar de 1 300 a 1 800 las tinas de helados por día, que den estabilidad a la unidad gastronómica Coppelia, en la calle Independencia y otros cinco establecimientos, siempre que cuenten con capacidad de congelación.
Coppelia anda por el camino de convertirse en un combinado a partir de la producción además de helados, de crema bombón y untable, yogurt de varios sabores, batido y empezarán a incursionar en el queso con la posibilidad de generar requesón, el cual unido a la crema untable, lo convertirán en pasa de bocaditos.
En La Vaquita directivos y trabajadores confirmaron que con la estabilidad de la generación eléctrica asegurarán incrementos para las ofertas a la población y a la red de tiendas.