CAMAGÜEY.- Tenía 67 años y andaba con el hábito de cultivar bien a las generaciones, pero un infarto desató la tragedia de este 22 de febrero, cuando Camagüey empezó a extrañar para siempre al arquitecto Oscar Prieto Herrera.

La casa cubana fue uno de sus dominios en el campo profesional, tanto como las investigaciones para la conservación y la restauración del patrimonio edificado de los centros históricos.

Ya se había jubilado, sin embargo no pudo desprenderse de la docencia ni la Facultad de Construcciones de la Universidad de Camagüey Ignacio Agramonte quería desaprovechar a un doctor en ciencias técnicas con alma en grado superlativo.

Su creatividad fue un argumento irrefutable para nombrarlo miembro distinguido de la Cátedra de Arquitectura Vernácula y de abrazarlo en el ICOMOS, en la Unión Nacional de Arquitectos e Ingenieros de la Construcción y en la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba.

Oscar Prieto Herrera egresó de la Universidad de Oriente en 1978 y en la casa de altos estudios de Camagüey impartió materias relacionadas con la teoría y la historia de la arquitectura y los proyectos de conservación y rehabilitación.

Como profesor invitado llegó a universidades e instituciones de México, Francia y Argentina, y promovió intercambios académicos en Valencia y Palma de Mallorca, entre otros.

Resultó primordial su papel junto a la colega Lourdes Gómez en la fundación y el desarrollo del Centro de Estudios de Conservación de Centros Históricos de la Universidad de Camagüey, que él dirigió desde el 2000 hasta el 2014.

En el año 2010 mereció el Premio Nacional de Investigaciones de la Academia de Ciencias de Cuba y en el 2014, el Premio Nacional de la Bienal de Arquitectura, por el libro “Conservación de centros históricos en Cuba”.

Las perspectivas de sus competencias profesionales permiten relacionar su brillante ejecutoria con la forja de la Oficina del Historiador de la Ciudad de Camagüey (OHCC) que este 24 de febrero cumplirá 23 años.

José Rodríguez Barreras, director de la OHCC, compartió con Adelante Digital el pesar ante la pérdida demasiado temprana de un hombre brillante y de uno de los mejores hijos del Camagüey, cuyo sepelio ocurrió en la tarde del sábado.Oscar Prieto Herrera siempre insistió en que las adecuaciones debían realizarse de manera tal que el edificio no perdiera su identidad, un consejo que ahora ha de escucharse en la voz de su profusa memoria escrita.