CAMAGÜEY.-Tras la aprobación de la entidad regulatoria el viernes pasado, el lunes 16 dio inicio en Camagüey la fase II en niños de tres a once años del ensayo clínico con la vacuna Abdala en poblaciones pediátricas.

Durante el fin de semana, los más de 250 niños previamente seleccionados habían sido sometidos a exhaustivos análisis y examen físico para comprobar que fueran niños sanos como exigen los requisitos del estudio. Los pequeños reciben tres dosis en intervalos de 14 días.

Tras comprobarse la seguridad en la fase I del denominado estudio Ismaelillo en el rango de tres a once años, ahora se extiende la muestra y se completan, con los 252 de estas edades, los casi 600 niños y adolescentes previstos inicialmente. En la fase II se comprobará la inmunogenecidad mediante pruebas el día cero y el 56 para comparar la cantidad de anticuerpos que genera la vacuna.

CONFIADOS CON ABDALA

Ernesto de la Paz, quien ha estado en la primera línea en el hospital Amalia Simoni, y Madelaine Ferrera, también trabajadora de la Salud, son los padres de Cristian Ernesto. Para ellos es una seguridad inmunizar a su pequeño. “Confiamos en la vacuna, en que todo va a salir bien, cada vez son más los que ya se vacunaron y salió de nuestra ciencia”. La mamá resaltó el orgullo que se siente de tener un niño en el estudio. “Le explicamos a él en casa la necesidad de que se pusiera la vacuna, no solo por él, si no también porque de aquí depende que se vacunen los niños cubanos, él no dudó en decir que sí y aquí está poniendo su brazo por Cuba”.

Cristian tiene ocho años y aseguró que no le dolió el pinchazo, “entré con un poquito de miedo, pero no me dolió y además es más importante estar protegido contra la enfermedad y que se puedan vacunar todos mis amiguitos, de esta manera empezaremos más rápido la escuela y podremos jugar de nuevo”.

Bárbaro Herrera Romero es otro de los “Ismaelillos”. A sus diez años entiende muy bien lo que ha hecho, “esto nos va a ayudar a que la COVID-19 se vaya y volver a hacer lo que hacíamos antes, jugar e ir a los parques, quiero darles las gracias a los científicos cubanos por regalarnos la vacuna”.

Con esa misma sencillez y desbordado de emociones habló su papá, Bárbaro Herrera Jiménez. “De mis cuatro hijos, dos están en el estudio, y hasta ahora a ninguno les ha dado nada, el otro se inmunizó con las tres dosis ya, y esto me da tranquilidad y como dice su frase, es un país, es Cuba que nos da ese sosiego y bienestar, cómo no confiar entonces en la vacuna”.

Keilis Alicia Tomás, con diez años de edad, dice que solo le dolió cuando le sacaron la aguja porque fue muy rápido y que sabe que así nos aseguramos de que la vacuna sea buena. Tal fue el sentir del resto de los niños, algunos tan pequeños que solo decían que sí con la cabeza a la pregunta de si estaban felices.

La doctora Caridad Agüero Betancourt, investigadora principal del estudio en el área de salud Ignacio Agramonte, y Niurka Canino Méndez, especialista en Medicina General Integral a cargo de la observación de los niños vacunados -parte de un equipo que incluye una pediatra y una sicóloga- explicaron que hasta el momento en ninguno de los infantes de ese grupo etario se han reportado reacciones ni siquiera moderadas, apenas las más leves como somnolencia o dolor en el sitio del pinchazo.

En este policlínico y en el Julio Antonio Mella, los muchachos de la fase I del grupo de 12 a 18 años recibieron el jueves último su tercera dosis, mientras los de la fase I entre los más pequeños reciben este martes 17 de agosto el segundo pinchazo.

En las nueve áreas de Salud del municipio de Camagüey, los adolescentes de la fase II concluirán el lunes próximo.

Fotos: Bárbara Suárez Ávalos/Radio ProgresoFotos: Bárbara Suárez Ávalos/Radio Progreso

¡Y A LA PLAYA!

La sala de rehabilitación del policlínico Este funciona como vacunatorio de esa área de Salud. Hasta allí llegó este lunes 16 para compartir con las familias voluntarias Sonia Resik, investigadora principal de los estudios de intervención sanitaria con la vacuna cubana anti-COVID-19 Abdala, y al frente del ensayo clínico Ismaelillo en la población pediátrica.

Para Lilia María de La Vega del Valle, radióloga del Centro Provincial de Genética y madre de un pequeño de tres años, participar de la investigación con Abdala significa “una forma de tener tranquilidad, pues aunque la vacuna no previene totalmente el virus, sí protege de sus formas más graves y en niños tan pequeños la posibilidad de contagio es algo muy peligroso”. A su lado, el papá, Alejandro Cobos Castro, profesor de la Universidad de Camagüey Ignacio Agramonte, expresó sentirse “agradecido de formar parte de este ensayo clínico, representa mayor seguridad, por nuestro niño y por el futuro, para que la vacuna pueda llegar a todos”.

Para Ivian Pérez Cabrera, dependienta gastronómica en la Empresa de Turismo de Ciudad Santa María, que hayan escogido a su hija para el ensayo clínico, “es un privilegio, un orgullo, este estudio la va a beneficiar para contrarrestar el virus y para que pueda protegerse luego a todos los niños”, como por ejemplo, su otro hijo de 13 años, no incluido ahora por ser asmático.

Con mucho desenfado, su pequeña de cuatro años dialogó con este equipo.

-¿Cómo te llamas?

-Sofía Valentina Clavelo Pérez.

-¿Qué pasó esta mañana?

-Me vacunaron.

-Y dicen que lloraste muchísimo…

-Nooo, yo no lloré nada.

-¿Estás contenta?

-Sí, estoy contenta, porque no lloré.

-¿Y para qué te vacunaron?

-Porque me voy a proteger de la COVID… y a jugar con mis amiguitos. Y la gente grande podrá ir a la playa y bañarse, ¿tú también quieres bañarte en la playa?