CAMAGÜEY.- Cómo duelen la chapucería, la ineficiencia, la indolencia. Estos tiempos exigen mayor preocupación y ocupación vinculadas a las redes de abasto y desagüe por parte de quienes tienen el encargo de gestionar bien este vital recurso. Aunque es una responsabilidad de todos, la mayor parte la llevan los directivos y trabajadores de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado.

CHAPUCERÍAS A LA ORDEN DEL DÍA

Los vecinos se quejan de sus calles intransitables. Entre baches húmedos se va haciendo común en Camagüey que cuando la Empresa de Acueducto y Alcantarillado interviene en un determinado sitio, se descuida el sellado; la negligencia crea otro problema, quizá hasta más grande que el que lo originó. Algunos de estos huecos se han hecho famosos en estas mismas páginas, por la denuncia de quienes se indignan ante lo mal hecho. Tras salir publicados, como por arte de magia muchos son resueltos, como el ubicado en la calle Martí esquina a San Antonio.

Luego de dos años, según cuenta Ana Delia Sánchez Olivera en su misiva, aparecieron los recursos. Igual sucedió con el de la calle Cuba, entre Alonso Fruto y Sifontes; otros aún no corren la “suerte” de la popularidad periodística y están allí, a la sombra de una mala ejecución. La política de la empresa es clara: no se puede dejar sin sellar lo que se abrió para realizar el trabajo, ¿por qué en muchas ocasiones no lo hacen, a dónde van a parar esos materiales? Otros hoyos han quedado tan profundos que las personas, con tal de evitar accidentes, los rellenan con escombros o rocoso y así duermen eternamente, debido al actuar irresponsable de unos pocos que ignoran sus deberes.

En busca de respuestas, Adelante contactó a Jorge Yera García, director adjunto de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Camagüey. El directivo aseguró que no hay razón para realizar malos trabajos: “En algún momento hubo dificultades con la entrada de recursos, sobre todo cemento, pero ya se normalizó. Esas conductas no tienen justificación, y constituye una prioridad abrir, trabajar y sellar como debe ser; incluso, si se ponen dos piedras para que nadie afecte el sellado, al otro día deben ir a retirarlas”.

¿Acaso no hay control de la calidad? ¿No le duele a nadie que por causa de la irresponsabilidad surja un problema mayor? Debiera prestarle la Empresa más atención a lo que hacen sus trabajadores, eso es signo de control.

Foto: Alejandro Rodríguez Leiva/ AdelanteFoto: Alejandro Rodríguez Leiva/ Adelante

GOTA A GOTA... DESDE FEBRERO HASTA LA FECHA

El 20 de febrero de este año, Orestes Raúl Arango escribió a Catauro con la esperanza de que alguien consciente leyera sus “plegarias” sobre un salidero a la orilla del puente de San Lázaro (Plaza de La Habana). En la carta, Orestes cuenta que tuvo que hacer una zanja y picar la tapia de su casa para que el agua saliera al río. “Es un crimen la cantidad de galones que se botan allí”, dijo. Un mes después responde el jefe de la zona de Acueducto.

“Comprobamos que el problema transita por un salidero ubicado debajo del puente, el cual está cubierto de desechos, lo que nos impide revisar la magnitud y solucionar el caso”. Asegura que el usuario y el administrador de carpintería de aluminio acordaron limpiar el área. Hasta el jueves, el director de esa entidad no tenía conocimiento del supuesto acuerdo.

Seis meses después puede observarse aún el derroche de agua. Otra carta, ahora de Niviam Cabello Vázquez, describe la misma situación de Orestes. Por su patio sigue corriendo como río. ¿A quién le preocupa que desde hace seis meses haya un salidero divulgado públicamente, y por estar debajo de una loma de escombros no pueda solucionarse?

El vertedero es responsabilidad de Comunales, pero el agua que se pierde allí se la paga Acueducto y Alcantarillado a la Empresa de Aprovechamiento Hidráulico y no beneficia a nadie. Es dinero y agua que se pierde por irresponsabilidades compartidas de unos cuantos. Ya el caso debe haber afectado varias veces el índice de solución de salideros que, según la Empresa, está por los cuatro días, desde el reporte hasta que se actúa. Se rompe el mito de que cuando las cosas salen publicadas se solucionan…

“En lo que va de año se han trabajado más de 4 567 salideros; tenemos pendientes 85. Es líquido que se bombea a la población y no llega a su destino, se pierde. Estos se concentran en Camagüey, Florida y Nuevitas. Generalmente resolvemos más de los que se reportan, porque cuando se abre y se arregla aquí, sale otro por allá. El desafío está en hacerlo con garantías. Hay que controlar las presiones en cada una de las tuberías. Nosotros movemos en el municipio cabecera más de 100 válvulas cada 12 horas; esa es una de las claves, hacerlo bien y darles la presión que llevan”.

No es posible que por una loma de escombros haya un salidero, es inconcebible, sobre todo porque ello significa gastos de todo tipo. No puede suceder que hoy en Camagüey existan 85 lugares por donde corre el agua sin control.

Fotos:Alejandro Rodríguez Leiva /AdelanteFotos:Alejandro Rodríguez Leiva /Adelante

PONERLE COTO A LA INEFICIENCIA

A Yuskenia Torres no le dejaron otra opción que denunciar públicamente la situación de los vecinos del edificio 32/9, Camilo Cienfuegos, del reparto Previsora. Por los años de sobreexplotación, el registro se tupe con frecuencia, y cuando llueve salen las aguas albañales. “No está lejos que surja un foco infeccioso”, alertó en aquel momento. La fetidez que padecían horrorizaba más porque en esa calle se ubica la es-cuela primaria Revolución de Octubre.

El 22 de julio de este año, en la respuesta a la queja llegada a nuestra redacción, la UEB Servicio de Saneamiento declaró resuelto el problema; pero antes de iniciar el actual período lectivo la directora del centro educacional tuvo que llamar al Partido y al Gobierno para que volvieran. Al parecer las soluciones son temporales, porque cada 15 días regresa la dificultad. Allí también conocimos que dentro de la escuela hay un registro público que quedó en el área cercada luego de la ampliación del centro, el que práctica-mente hay que renovar, y ahora nadie se responsabiliza.

Ineficientes fueron también en la solución a la obstrucción de las calles San Esteban y Lancero, frente al Recinto Ferial, denunciada también en estas páginas. Según la respuesta, aliviaron de manera provisional con un equipo de alta presión; sin embargo, refieren los vecinos que con el aguacero del miércoles volvieron a inundarse. ¿Por qué gastar recursos para una respuesta que dura tres semanas? La solución definitiva pasa por quitar la estatua del parque, que alguien colocó encima del registro. En muy difícil situación está una familia que reporta su fosa como llena; pasan días, y más días, y Acueducto no cumple su encargo estatal. La cosa se pone fea de verdad cuando descubren que ya está vertiendo. Y el agobio no es solo por el mal olor, también por el riesgo a la salud.

Obviamente la casa no la pueden deshabitar: deben fregar, lavar, y el baño les resulta imprescindible. Hoy sobrepasan en 900 las fosas fuera de ciclo en la provincia, —más de diez días luego del reporte del cliente— y unas 50 vertiendo ya; a esa cifra se suman las estatales, que en muchos casos no cumplen las condiciones técnicas, y eso supone las visitas reiteradas y el caos.

Yera García explicó que cerraron el año 2018 con 61 fosas pendientes. En el primer trimestre del año estos números se mantuvieron estables, pero a partir de abril se deterioró el índice por la disponibilidad técnica de los carros. “Además, se desagregó la UEB de Saneamiento, que antes radicaba en la cabecera provincial y atendía a todos los municipios. Ahora todos los territorios, excepto Najasa, tienen carros para limpiar fosas; 14 en Camagüey y 16 en el resto de los territorios”.

Aquí suman más de 80 000 fosas. Al cierre de este reportaje se habían limpiado 20 828 y quedaban pendientes 2 387. “Hay un término de hasta 10 días; cuando se incumple, el ser-vicio es malo. Aunque promediamos 9.58 días, la tendencia es a aumentar, y tenemos 900 fosas fuera de ese término. Ha afectado asimismo la entrada de combustible, que aunque para esa actividad está completo, nos llega partido. Son miles las fosas en el sector estatal sin condiciones técnicas, y eso nos hace ir una y otra vez al mismo sitio. Nosotros debemos educar a la gente en hacer dos limpiezas al año, ojalá se lograra y alcancemos una estabilidad”.

Reservas organizativas quedan por miles, no es posible utilizar el combustible destinado a limpiar las fosas en grandes traslados, porque el carro de ese territorio no ha pasado la revisión automotriz. Debieran pensar, de conjunto con las entidades competentes, en reajustar los sitios de vertimientos. Ir de Montecarlo a los Camilitos, por ejemplo, a verter, acarrea un gasto de combustible que pudiera utilizarse en limpiar más fosas. También beneficiaría prestarles atención a los caminos hacia esos sitios. Con el tema de las obstrucciones no hay que esperar a que se dé el fenómeno, la atención a los registros y los tragantes debe ser sistemática.

Durante el 2018 este tema generó una de las cifras más altas de correspondencia (25) en la sección Catauro de la edición impresa de Adelante; las cuestiones más recurrentes fueron los salideros y las obstrucciones. Un año después, el panorama no parece cambiar. No hemos sido consecuentes con la inversión millonaria en nuestra provincia, que puso operativo el tercer módulo de la planta potabilizadora y aspira a entregar 1 800 litros por segundo a la ciudad. Esa agua, ese empeño, esos dineros, no se pueden perder.