Camagüey.- El pulóver, confeccionado de un tejido doble de algodón, podía ser uno más, sin embargo, la notoriedad la adquiere por la foto que cubre la pechera. Es la imagen de Fidel con el colombiano Alejandro Gómez Noa, autor de la canción Cuba sí, yanquis no, estrenada en Cuba en 1960 durante la celebración del I Congreso de Juventudes Latinoamericana.

¿Cómo llega a Camagüey la prenda? Cuenta Francisco López Domínguez, Paquito, otrora delegado en el territorio del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP) que durante la celebración en La Habana del I Encuentro Mundial de Amistad, auspiciado en el año 2000 por esa organización no gubernamental, volvió a encontrarse con el creador de la obra musical que revolucionó Latinoamérica y muchos países en el mundo.

La oportunidad fue ideal para el obsequio y recordar lo acontecido cuarenta años antes en el aeropuerto Ignacio Agramonte de Camagüey, cuando la nave en que viajaban los delegados de Colombia al foro estudiantil se vio obligada a permanecer allí varias horas antes de partir hacia La Habana.

Paquito vivía desde la edad de cuatro años muy cerca del Aeroclub y fue creciendo en ese ambiente hasta familiarizarse con el colectivo del aeropuerto y ser acogido como uno más de la familia aeroportuaria. Hasta tal punto que fundó la compañía de las milicias aéreas, creadas al principio de la Revolución y resultó una persona de entera confianza. Esa cualidad le valió para, en el horario contrario a la escuela donde estudiaba en la ciudad de Camagüey, permanecer en la terminal aérea el mayor tiempo posible.

SU HISTORIA CON ALEJANDRO GÓMEZ

“No recuerdo por qué motivo llega un vuelo de Colombia y bajan todos los pasajeros. Entre ellos, viene uno con un acordeón terciado. Me quedé en el salón y aquel joven empezó a tocar el instrumento y cuando dice: ‘venimos a defender la Revolución Cubana, porque es hermana gemela de la lucha americana’, la emoción nos embargó a todos.

“Todo el mundo se aprendió el estribillo: ‘Cuba sí, yanquis no’, y yo empecé a copiarlo junto a otra frase: ‘el yanqui siendo animal se retrató en el dinero, para subir a mandar roba a los pueblos, primero’”.

De aquel hecho hace seis décadas y la posición del colombiano era invariable.

“Lo primero que nos dijo --señala el entrevistado-- es que venía a Cuba como revolucionario y antiimperialista para conocer de la Revolución, a Fidel y cantarle a él la canción”.

En los primeros días de enero de 1959 intentó viajar a Cuba en un avión que salía de Barranquilla, especialmente fletado para periodistas, pero como no tenía ni pasaporte, ni visa ni carné de periodista, ni dinero, no pudo concretar ese anhelo.

Luego, en su condición de dirigente estudiantil fue designado como delegado al evento juvenil latinoamericano, integrándose a una amplia delegación colombiana.

La prensa de la época describe que la llegada a La Habana, después de la estancia en Camagüey, fue en julio de 1960 y que descendió del avión cantando las canciones: Cuba sí, yanquis no, y A la solitaria estrella, creada por Guillermo Valencia Salgado, su condiscípulo en la Universidad Libre.

A lo largo del recorrido de varios kilómetros, desde el aeropuerto de Rancho Boyeros hasta el hotel Habana Libre, donde se hospedó la delegación, la canción siguió entonándose.

El Congreso fue inaugurado por Ernesto Guevara en el antiguo teatro Chaplin y las palabras de clausura correspondieron al Comandante en Jefe Fiel Castro. Por petición del Líder de la Revolución triunfante Alejandro Gómez Noa interpretó las canciones ante miles de personas en el estadio de béisbol del Cerro, hoy Latinoamericano.

EL SEGUNDO ENCUENTRO EN EL ICAP

Francisco López asistió al encuentro mundial de solidaridad en el 2000 como delegado del ICAP. Cuál no sería su sorpresa al reencontrarse con aquel joven de veinticuatro años a quien había conocido en el aeropuerto de Camagüey.

Desde la sede de la organización solidaria habanera llamaron a Paquito y le dijeron que había unas personas de Colombia cantando y compartiendo. “Cuando nos vimos allí, nos recordamos y empezó a tocar el piano y a pedirme que cantara, pero yo no tengo voz. Nos estuvimos viendo hasta que terminó el encuentro. Era muy chévere, muy jovial. Es muy bonito recordarlo”.

El entrevistado refiere con profundo dolor que en la Patria donde nació Alejandro siguen los yanquis, en bases militares, pero también la presencia de revolucionarios y de gente progresista luchando.

Alejandro Gómez Noa fue un hombre leal a sus principios, entrañable amigo de Cuba y en los días más difíciles de su vida, aquejado de serios problemas de salud, la Revolución le tendió la mano, fue chequeado y recibió las mejores atenciones médicas especializadas.

La noticia fue dolorosa. El 10 de septiembre de 2014, falleció a los 79 años víctima de un infarto en su casa de Tunja, en el central departamento de Boyacá.