CAMAGÜEY.- Es evidente la emoción de Carmen Martín Cruz cuando recuerda el año 1972, cuando comenzó a laborar en el periódico Adelante. Desde hace 52 años su nombre siempre queda en el anonimato, pero el fruto de su arte está presente en buena parte de los textos del diario camagüeyano.
“Soy autodidacta, siempre me gustó el Español y la lectura. Con apenas 17 años me enteré de un curso de redacción que impartiría un periodista de La Habana para corresponsales y voluntarios. Me matriculé en ese curso, me enamoré del periodismo y quise a toda costa trabajar en el periódico.
“En mi primera visita al Adelante me encantó conocer a los correctores, uno de ellos era Orlando Domínguez, quien me captó para el oficio por el gran interés que vio en mí. Yo era muy joven, sin edad laboral, pero conversé con Rolando Ramírez, su entonces director, para que me permitiera entrar a ver el proceso de producción, y él accedió. Incluso yo iba en las noches a los cierres, hasta que comencé a trabajar y me quedé en el departamento de corrección”.
Por su pasión y ansias de superación, realizó trabajos como reportera del diario y redactora de mesa. En 1974 vivió en La Habana, donde trabajó dos años como correctora en el Juventud Rebelde: “me enfrenté a un estilo de trabajo diferente —recuerda. En la prueba de galera sacaban del taller un linotipo a plomo que se corregía de una forma peculiar: pues uno leía la original y otro corregía en la galera, mientras aquí todo ese trabajo lo hacía la misma persona.
Al regresar a Camagüey en el ´76, me daba pena volver a buscar trabajo en el Adelante. El director Boudet me buscó de inmediato al enterarse de que estaba aquí. Desde ese momento jamás he vuelto a salir del medio”.
Fotos: Tomadas del perfil de Facebook
—¿Cómo explicaría la función de un corrector de prensa?
—Es un filtro de la publicación, por donde pasan los trabajos periodísticos para enmendar los errores. Nos encargamos de arreglar las equivocaciones que, como seres humanos, todos tenemos. Una debe moldear ese trabajo, cocinarlo para que salga lo mejor posible. Soy muy cuidadosa con ellos, pero he tenido errores y me disgusta mucho que la publicación salga así.
Carmita asegura que el trabajo de correctora es su vida entera, que en ella siempre ganó el cariño y respeto de todos sus compañeros, a los que denomina familia. Ha tenido una carrera maravillosa que, a pesar de cualquier momento crucial, jamás la decepciona:
“Llevo enamorada toda la vida de este trabajo. Me he quedado para siempre. Ya estoy en edad de jubilación, pero no la quiero, mientras me sienta bien, con fuerza y con ánimo para seguir”.