CAMAGÜEY.- Una larga y fructífera vida no sería suficiente para agradecer tanto a los médicos cubanos, por eso que la jornada de una semana es poca para reconocerles al haberse arribado al aniversario 59 de la primera brigada médica que ofreció sus servicios internacionalistas durante un año, en este caso en Argelia, integrada por 55 colaboradores de todo el país, entre ellos camagüeyanos.
El 23 de mayo de 1963 marcó un hito en la historia de la Salud Pública en Cuba, el cual se ha agigantado al paso de los años.
En la actualidad, solo de Camagüey, hay 1 689 profesionales de la Salud en 40 países, y en la peor etapa de la pandemia de la COVID-19 en el mundo la Brigada Henry Reeve llevó a los agramontinos, como de toda Cuba, a México, Panamá, Italia, Andorra, por solo mencionar algunos.
Fotos: Leandro Pérez Pérez/Adelante
La Licenciada Dahilonsy Garnier Hernández, Máster en Defectología con más de 30 años de experiencia y trabajadora de la policlínica Rodolfo Ramírez Esquivel, ofreció sus consideraciones:
"Tengo tres misiones en Venezuela; la primera en el estado Lara, en el 2013 y durante tres años; la segunda en el distrito capital en Caracas, Fuerte Tiuna y por dos años; ahora llevo 18 meses en ese país y debo regresar, estamos mi esposo y yo. Ahora disfrutamos de vacaciones. Fueron 18 meses sin venir a la Patria. Me siento muy feliz de estar aquí con mi familia.
"Mis estancias en esa nación han transcurrido de manera normal, aunque cabe decir que la actual misión no tiene que ver con las anteriores, se viven momentos muy difíciles a nivel mundial. Así y todo nos encontramos bien, hemos pasado la época de la COVID-19 con cuidado y hasta ahora no nos hemos contagiado, a pesar de que nuestro Centro de Diagnóstico Integral (CDI) es piloto para detectar esa enfermedad mediante pesquisas y otras variantes, todos trabajado mucho y en el municipio El Libertador del estado Carabobo, que es donde me encuentro no hay casos de COVID-19".
Al indagar sobre su especialidad, dijo: "Estoy integrada en el CDI y la sala de rehabilitación, tengo a cargo la logopedia sobre todo con niños enviados por sus maestros y otros al llegar a vacunarse en edades tempranas y notarle alguna dificultad, converso con los padres, los oriento o los cito para consultas, y así los capto; en la terapia ocupacional son varios los pacientes, en este caso adultos, porque presentan discapacidades provocadas por infartos cerebrales, en su mayoría. Me apoyo en la comunidad donde vivo para divulgar mi servicio, incluso, llegan niños con autismo y Síndrome de Down".
—¿Cómo ha sido la aceptación?
—Somos aceptados, es un trabajo muy lindo, logramos empatía con los pacientes y sus familias y esa experiencia es la misma que he vivido con mi trabajo aquí, es muy gratificante.
—¿Añoranzas?
—La familia. Mi hijo tiene 30 años, pero es mi niño, vive con mi mamá y ambos se cuidan mutuamente.
"Y el adaptarse a la comunicación entre colegas, aunque todo transcurre con entera normalidad la idiosincrasia es diferente, uno extraña a los compañeros de aquí. Estoy muy agradecida a mi país por vivir estas experiencias y mientras se me necesite allí estaré".
Igual conversamos con el Dr. Yuri Emilio Copa Ruiz, especialista en Medicina General Integral (MGI), quien trabaja en la Dirección Municipal de Salud donde atiende el grupo de Salud Mental. Él dio a conocer que cumplió misión en Swazilandia, hoy Eswatini, entre 2012 y 2015 como jefe de la misión cubana en ese país.
Y añadió: "La brigada estaba compuesta por 20 colaboradores que cubrían cinco especialidades, además de la MGI, y estábamos representados en seis provincias incluida Mbabane, la capital, y son 10 sus provincias. Nos desempeñábamos, fundamentalmente, en los cuerpos de guardia de los hospitales y los especialistas mantenían sus consultas sin descuidar su asistencia en esos cuerpos de guardia también.
—¿Alguna barrera?
—El idioma, su lengua principal es el inglés y una serie de dialectos, mientras el más importante es el suazi. De todas maneras la vencimos y la comunicación era excelente.
—¿Cómo caracterizaría ese país?
—Rural y pobre, con alrededor de un millón 200 mil habitantes.
—¿Principales enfermedades tratadas?
—El VIH/Sida y la tuberculosis, dos enfermedades que van acompañadas.
—¿Experiencias enriquecedoras?
—Todas. Compartimos con otra brigada médica de la Isla de Taiwán y vivíamos en el mismo sitio. Ellos trabajaban en el hospital de la capital.
"Esta misión nos enriqueció la vida tanto desde el punto de vista profesional como humano. Ese es un país no muy conocido y con una cultura increíble, es un reinado, está dentro de Sudáfrica junto con Lesoto, bien al sur del continente africano.
"Allí vimos de todo, nos preparamos para enfrentar el Ébola porque fue en esa época, pese a que no se registraron casos, pero mantuvimos la vigilancia epidemiológica. Teníamos una muy buena comunicación con la población, la verdad es que nos querían".
Por su parte, el Dr. Noel Rodríguez Pérez, especialista en MGI y diplomado en terapia intensiva. de la policlínica José Martí (Centro), cuenta en su haber con cuatro misiones internacionalistas. La primera insertada en el Programa Integral de Salud (PIS) en Honduras, posterior al huracán Mitch.
"Allá fuimos en el 2001, expresó, hasta el 2003, éramos apenas 200 colaboradores, trabajamos en comunidades muy intrincadas en una geografía difícil. Allí me consolidé como médico y como persona, es donde te das cuenta de que el sistema de Salud cubano no tiene nada que ver con el de esos países, imagínese que sin ser ginecobstetra realicé más de 220 partos en dos años porque me vincularon a hacer guardia en una clínica con esas características en una zona selvática. En ese país no había embajada cubana y al finalizar la misión fue abierta nuestra embajada, en buena parte ese fue un logro de ese Programa".
"Las otras tres fueron en Venezuela, la primera de estas en el 2009 en el estado de difícil acceso del Delta Amacuro, comunidad indígena con dialecto warao, allí dirigí una brigada médica, luego me nombraron jefe de todos los colaboradores de ese estado, un sitio difícil por su geografía y pobreza; sin embargo, la experiencia fue maravillosa, convivir allí con los nativos resultó algo inolvidable, permanecí hasta el 2013; después en el 2014 llegué al estado Bolívar, muy extenso, dos veces y medio más grande que Cuba, donde estuve al frente de un CDI, y nos encontramos con una población muy violenta entonces. "Contribuimos a la formación de sus médicos, terminé en el 2016, y a mi regreso dirigí el policlínico José Martí; en el 2019 retorno a Venezuela como jefe de la misión en el estado de Sucre, con más de 600 colaboradores, esa la terminé recientemente.
"Ese es un estado chavista, los pobres se identifican con la Revolución y quieren y agradecen a los cubanos. Todas las experiencias han sido positivas. Lo más difícil siempre es la separación de la familia, a mi hijo más pequeño lo conocí a mi regreso hace poco y ya él con 23 meses. Al ser médico se contrae un compromiso muy fuerte".
Porque de lo que se trata es de servir a otros, esa es la premisa, concepto que prima en estos y todos los profesionales de la Salud Pública cubana para quienes ser internacionalistas es tan común como su trabajo mismo.