CAMAGÜEY.- Livia Quilez Viamonte es de esas doctoras que convencen y vencen, las dos cosas. Ella está siempre, así, siempre, a la espera de sus pacientes-amigos-familias y no desde ahora sino hace hoy exactamente 35 años, sí, porque fue el 13 de agosto de 1986 cuando inauguraron su consultorio número 12 (del Médico y la Enfermera de la Familia), que pertenece al área de Salud Ignacio Agramonte, del reparto Garrido, de esta ciudad, por el cumpleaños 60 del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, máximo inspirador de ese Programa, en el que ya en Camagüey había ocho galenos con estas características desde octubre de 1984

Ella ama su profesión y de qué manera, ha vencido fuertes barreras impuestas por la propia vida, pero se empeñó en seguir adelante y lo ha conseguido con creces. Tiene la responsabilidad de servir a 1 153 habitantes de todas las edades; lo mismo atiende a un bebé, que a una embarazada o a un adulto mayor. A muchos los ha visto nacer y crecer, a otros envejecer, y ha tenido que hacer las veces de confesora para no pocos, eso sí, esas confesiones nunca serán reveladas.

Con humildad dio a conocer que es especialista en Medicina General Integral (MIGI) y Máster en Atención Integral a la Mujer, y también que se siente orgullosa de formar parte de la familia de muchas personas. “A veces —comenta—, llega alguien a mí con la presión alta, por ejemplo, y como conozco al detalle a esa familia imagino qué le provocó el suceso y por lo general no me equivoco, sé qué le desencadenó esa hipertensión.

“Eso es reconfortante, hay adolescentes y jóvenes que se me acercan y me preguntan cuestiones que no hablan en el seno familia. Me piden opinión sobre sus primeras relaciones sexuales o el uso de anticonceptivos, son receptivos y me vuelvo su confidente; algunos tienen sus hijos y estos me dicen tía”.

Reconoce lo engorroso que resulta el llenado de papeles, pero está de acuerdo con la necesidad de mantenerlo todo en orden, pues responden al Programa de Atención Materno Infantil (PAMI), al del Adulto Mayor, la maternidad y paternidad responsables y todos en general, de ahí que sepa al dedillo que en su universo no hay embarazadas en estos momentos y sí 11 lactantes, dos de estos bebés de alto riesgo, pero asegura que van bien; y por supuesto, que fueron beneficiadas 693 personas mayores de 19 años en  adelante con la vacuna Abdala, contra la COVID-19, de cuales 34 la recibieron en sus hogares, y al referirse a este acontecimiento agregó:

“Ha sido un proceso inédito, pero nosotros tenemos experiencia en el campo de la vacunación, y aparte de nuestra enfermera contamos con el apoyo de los estudiantes de Medicina y de otras especialidades, y a todos, aparte de lo requerido, les enseñamos a cuidarse y a protegerse de esta enfermedad, aquí es como estar en zona roja, pues vienen las personas a atenderse de cualquier dolencia, incluso, los hemos tenido con la COVID-19, sin pasar por alto que los alumnos se han encargado de las pesquisas en las viviendas para detectar la enfermedad oportunamente”

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Aunque con 31 años de graduada, la Licenciada Lídice Navarro Castro y con un post básico de Terapia Intensiva ya cuenta 17 años de labor aquí, antes permaneció por más de 10 años en el hospital clínico quirúrgico Amalia Simoni y dos en el militar Octavio de la Concepción y de la Pedraja. Ella hace un buen binomio con Livia, con la que coincide al asegurar lo bien que se siente al propiciar una mejor calidad de vida a sus pacientes, y añadió:

“Ahora tenemos el problema de la pandemia, es cierto, pero no podemos descuidar todo lo demás que está ahí porque el resto de las enfermedades permanecen, así como el riesgo de contraer otras como el dengue, entre las arbovirosis, que son transmitidas por animales.

“Es muy bonito ver crecer a una muchacha, tratarla en su embarazo, disfrutar de su bebé; también me satisface la atención a los abuelitos, algunos de los que están encamados muestran su alegría al vernos, sin olvidar que a veces uno se entristece por el sufrimiento de otros.

“La docencia de enfermería me gusta, me siento útil por el aporte que ofrecemos al materializar el esquema de vacunación y no tengo experiencia desagradable alguna, es la realidad”.

Ambas profesionales tienen varias coincidencias; la principal es el amor hacia lo que hacen en el día a día, en evitar el no ante las adversidades y ofrecer alternativas mediante la medicina natural y tradicional y cambios en los modos de vida.

Livia comenzó en el consultorio sin haber creado una familia y ya cuenta con dos hijas, una de 30 que es Licenciada en Lenguas Inglesa y Francesa, y otra de 25, Estomatóloga y dirige en Florida un centro para personas confirmadas y con sospechas de padecer la COVID-19; mientras Lídice tiene también dos hijas, de 22 y 20, ambas estudiantes de Medicina.

Ellas defienden los principios de ser profesionales con sólidos conocimientos y practicar una medicina científica y humanista con una profunda orientación social, bajo el principio de velar por el bienestar de la población sin discriminaciones, todo lo que soñó Fidel cuando puso su empeño en tan justo Programa que prevé un desempeño especial en la medicina preventiva, en la lucha por la higiene, contra la obesidad, el sedentarismo, y en ser un guardián de la salud.