CAMAGÜEY.- Muy pocos imaginan que la pañoleta azul que se coloca en el cuello los niños, el 8 de octubre, como símbolo de que se inician como pioneros, los marcará tanto; que comenzarán su andar por una organización de raíces rebeldes y esencias martianas, y que como nos sucedió a muchos, cuando ya se nos acaba el tiempo de pertenecer a esta, queremos seguir siendo orgullosos pioneros.

Esa quizá sea la clave de la Organización de Pioneros José Martí (OPJM) para trascender a tantas generaciones, nuestros padres, nosotros y nuestros hijos, todos hemos dicho orgullosamente aquello, que más que un lema es y tiene que ser un modo de actuación: “Pioneros por el comunismo. Seremos como el Che”.

Allí aprendimos a saludar la bandera y demostrar que los intereses colectivos están por encima de los individuales, a mostrar respeto por los símbolos, nuestros héroes y mártires, a que el primer deber es estudiar, que es la base para luego hacer bien las cosas donde se esté, a atar y desatar nudos y a estar listos para la vida en campaña.

Siendo pionero se aprende a tener derechos y deberes, a exigirlos y a cumplir con ellos, a debatir, lo mismo con el director de la escuela que con la máxima dirección   del país, a manifestarles preocupaciones, inquietudes y hacerles planteamientos. Esos pequeños detalles hacen grandes diferencias y convierten a la OPJM en única en el mundo.

Llega a sus sesenta cumpleaños con la misma alegría de los suyos, sin perder la naturalidad de los niños y, sobre todo, representando a sus más de 90 000 miembros en la provincia, en un año marcado por una enfermedad que también modificó las rutinas escolares y envió a los estudiantes a casa. Se extraña el grupo, las clases presenciales, los matutinos, los concursos, las acampadas; sin embargo, no han de dejado de ser pioneros. 

Así lo asegura Lauren Varona Reyes, pionera de la escuela Renato Guitart. “Estamos haciendo muchas actividades desde casa para celebrar el aniversario 60, pues la COVID-19 no nos puede impedir festejar nuestro cumpleaños. Además, estudiamos por las teleclases, y ayudamos en las labores de la casa, aunque siempre se le echa de menos al aula, a los profesores, a mis compañeros, a las actividades que realizamos”.

De año difícil calificó el 2020 Ana Paula Acosta Tan, pionera de octavo grado y presidenta del colectivo de la secundaria básica Noel Fernández: “Hemos buscado maneras de mantenernos unidos, gracias a las tecnologías, que también nos han servido para profundizar los conocimiento y que no se detenga el proceso docente-educativo. Nos cuidamos y mantenemos la confianza en la ciencia cubana para salir de esta situación”. Ana Paula era la pionera que representaría a los niños y adolescentes camagüeyanos en el XI Congreso de la Unión de Jóvenes Comunistas, suspendido debido a la compleja situación epidemiológica.

Eric Damián Portales Sáez, pionero de noveno grado de la escuela Mártires de Camagüey, sueña con entrar a la escuela militar Camilo Cienfuegos, y para eso, la Organización lo ha preparado. “Me queda poco tiempo como pionero, pero siempre recordaré las actividades, los concursos, que aunque no he ganado, lo importante ha sido participar; las acampadas y el movimiento de pioneros exploradores, que mucho me han enseñado, y espero que me sirva para la vida futura”.

Igualmente en noveno grado, en la “Mártires de Camagüey”, casi despidiéndose de la vida pioneril está Samanda Gamboa Leyva. Dice llevarse muchísimos recuerdos de la organización que la acoge desde los seis años. “En las actividades que se realizaban dentro y fuera de la escuela, allí siempre estaba yo, me encantó participar, dirigir y organizar muchas de ellas, tanto que este año lo he extrañado. La vida activa la hemos tenido que dejar atrás por la pandemia, pero seguimos comunicándonos con los compañeros, estudiamos con el apoyo de la familia”.

Para Samanda es un privilegio vivir este aniversario. “Sesenta años es mucho, gracias a la Revolución tenemos una organización que se preocupa por nosotros, porque seamos felices, nos da participación en los sucesos importantes del país, y exige que se nos escuche. Espero que cumpla muchos años más y que aunque yo no esté siempre le daré seguimiento y estaré a su disposición”.

Y sí, eso pasa con la OPJM, cala tan hondo en cada uno de sus miembros que se sigue siendo pionero por toda la vida, aunque ya no se use pañoleta azul o roja, aunque ya no se lleve distintivo. Esa es la clave para llevar sesenta años siendo los primeros.