Reflexiones a propósito del 5 de junio, Día Mundial del Medio Ambiente:
CAMAGÜEY.- En realidad cuando de medio ambiente se trata no pocas personas estiman que la referencia compete solo a la Naturaleza con su geografía física en todas sus formas, incluso subestiman las transformaciones que desde hace mucho se producen a escala planetaria en sucesivas y la cada vez más frecuente presencia de terremotos y tsunamis, erosión y pérdida de tierras y bosques, los torrentes de montañas y las inundaciones.
Estos fenómenos no siempre ocupan la atención de la cultura popular de nuestro pueblo ni se tiene en cuenta la necesidad de instruirse y tener a mano programas para la protección ante el cambio climático inevitable. Sin embargo cuando de medio ambiente se trata y cuando tanto peligro se avizora, reconocemos porque en estos momentos las pequeñas islas del archipiélago antillano, en un intercambio de experiencias y estudios, buscan soluciones a la real presencia de la elevación del mar y los eventos de oleaje extremo que puede hacerlas desaparece, peligro del que Cuba no está ajena pues ya se sabe que la casi generalidad de la costa sur de nuestro país, baja por lo general y algunas porciones de la costa norte, serán también sumergidas a causa de un proceso iniciado hace miles de años, pero acelerado a partir de la Revolución Industrial y los gases de efecto invernadero, así como otras emisiones químicas lanzadas a la atmósfera. Sin embargo el concepto medio ambiente no compromete solo, como antes apuntamos, nuestra naturaleza sufrida.
Medio ambiente es también nuestro entorno social y económico. La ciudad donde vivimos, la calle que transitamos. La bodega de la esquina, la escuela, el parque y la policlínica, Medio ambiente es el ambiente que nos hace vivir como lo hace mi familia y nuestros amigos. Todo lo cual como la propia Naturaleza física tiene virtudes y defectos, el medio ambiente espiritual es a la vez vulnerable al igual que cada uno de nosotros y por tanto como nosotros hacemos debemos aprender a controlarlo, protegerlo y mejorarlo.Medio Ambiente es por igual ciencia y desarrollo cuya aplicación debemos equilibrar para extraer lo mejor al beneficio económi co y social.
Los cultivos agrícolas, por ejemplo, necesitan condiciones ambientales que le permitan protección del omnipresente cambio climático, de allí que para su rendimiento óptimo precisan de tierra fértil, agua necesaria, ciclo adecuado de siembra y cosecha, fertilización y fumigación si se hace preciso, o sea, la atención agropecuaria, con el desarrollo de población y consumo no será eficiente si la ciencia agrícola no compagina medidas de atención ambiental pues el calentamiento del clima, la salinización de las aguas subterráneas y los periodos de sequía extrema o de inundaciones, entre otros procesos que ya se manifiestan en nuestro país, necesita tanto de la ciencia contemporánea como la conciencia humana.
Y como ambas cosas, conocimiento del cambio climático y laboreo rural, deben compensarse sobre el mismo camino y no suponer que el medio ambiente es solo siembra de árboles y limpieza de basuras o que el laboreo de surcos es solo plantar semillas. Debemos recapacitar ante el arraigo de creer que la política de multiplicación alimentaria sea sembrar boniatos, o cualquier otra vianda, y dejarlas a la espontaneidad.
En todo este proceso el medio ambiente juega su papel determinante a través de la tierra, el agua, el clima y la técnica, aunque pocas veces tenemos en cuenta la influencia del cambio climático que contribuye en paralelo a la producción agropecuaria. Así que se trata de ocuparnos del medio ambiente y de las viandas con técnicas que nos permitan un cambio de actitud personal y territorial.
Desde hace mucho ha quedado detrás la idea de que la Naturaleza es prodiga y que podemos utilizarla a nuestro antojo, su transformación debe modificar a la vez nuestro comportamiento o dejaremos un legado insostenible a las nuevas generaciones.