CAMAGÜEY.- La derrota en las elecciones primarias de Mauricio Macri en Argentina frente a la fórmula Alberto-Cristina-Fernández, también le causa insomnio a su igual ultraderechista Jair Bolsonaro, de Brasil, al extremo de pedirle ayuda a Donald Trump. El premier le solicitó que antes de los comicios presidenciales de octubre el mandatario estadounidense ejecute una visita de “apoyo” a su homólogo en capilla ardiente en el austral país de América del Sur.

Y como si mirara en un espejo mágico y temiera por su presente-futuro reelecionario, Bolsonaro, mediante su Ministro de Economía, amenazó al aspirante presidencial argentino, Alberto Fernández, de que Brasil abandonará el Mercosur, si ganaba en los esperados sufragios.

En lacónica respuesta al ministro de Bolsonaro, Fernández , selló el intento de controversia, al expresar: “ No me gustan los bravucones ni las bravuconadas”.

Detrás de todo, está una Argentina sumida en la mayor inflación histórica de su economía, el despido masivo de trabajadores con el cierre total de numerosas fuentes de labor, cuyo desempleo progresivo repercute en crisis in crescendo para las capas más pobres de esa nación bajo los efectos de la política neoliberal también manifiesta en Brasil.

Quizás sea ese contexto socio-económico en declive del vecino Macri la mayor preocupación de Bolsonaro, “amiguísimo” del multimillonario presidente Trump, que mira en lista de espera lo que pueda hacer y suceder en Argentina si su admirado jefe de la Casa Blanca actúa, cuya insólita intervención ansía y sueña para que ambos lacayos USA puedan mantenerse otro mandato sobre las inmerecidas sillas presidenciales a costa del sufrimiento y privaciones sociales de argentinos y brasileños.

Mientras, el Ministro de Economía de Jair Bolsonaro, pataletea con el amago que “si Cristina Kirchner entra y cierra la economía argentina, salimos del Mercosur”, Macri intenta paliar la situación mediante el diálogo con el adversario electoral Alberto Fernández, (una especie de “tregua” para ganar tiempo y repartir culpas “insomnes” de sus malos manejos presidenciales).

Su socio Bolsonaro apresura, promueve, la intervención de Trump en los asuntos internos del austral país sudamericano, acción y reacción impredecibles que solo los argentinos en los venideros comicios podrán decidir en paz; de lo contrario, los próximos sufragios huelen a fraudes en las urnas o golpe militar ¿silencioso?  Nada nuevo en la obsoleta estrategia recomendada y aplicada por los Estados Unidos para imponer la verdadera “democracia” representativa en el mundo.