CAMAGÜEY.- Aunque se les menciona más a inicios de diciembre, cuando se celebra el Día Mundial de la Respuesta ante el VIH, en Cuba existe un Programa de atención a pacientes viviendo con VIH-Sida que labora continuamente y funciona desde el año 1986. La Dra. Yadira Betancourt Camargo, especialista en Medicina Interna y el Dr. Miguel Obediente Tan, Médico General Integral, asumen la responsabilidad de dicho programa en la provincia. Con ella, dialogó Adelante.
—¿Cómo surge el programa y qué función tiene?
— El programa surge hace muchos años, desde inicios de la epidemia en el año 1986. Cuando aparecen los primeros casos surgió la necesidad de crear un programa que se encargara de la atención y cuidado de estos pacientes. Con el transcurso de los años Cuba se inserta en el Programa de Naciones Unidas (PENU), uno de los programas que actualmente apoya a nuestro país con vistas de erradicar la epidemia para el año 2030.
“Trabajamos con las premisas de los tres 95: que más del 95% de las personas conozcan su condición serológica, que más del 95% de los pacientes diagnosticados tengan terapia antirretroviral y por último, que más del 95% de estos pacientes tengan una carga viral suprimida, es decir que el virus sea mínimo en su organismo. Mediante esas premisas se logra evitar la transmisión del VIH”.
Al menos 1 millón de personas en el mundo mueren anualmente por VIH/SIDA. En 2015, la OMS @WHO certificó a #Cuba como el primer país del mundo en eliminar la transmisión de madre a hijo del VIH y la sífilis congénita.#1DeDic: Día Mundial de Lucha contra el #Sida#CubaPorLaVida pic.twitter.com/0KjpEQfW3o
— Manuel Marrero Cruz (@MMarreroCruz) December 1, 2021
—¿Cómo funciona el sistema de atención a los pacientes?
—Cada atención a los pacientes va desde el programa provincial hacia cada uno de los municipios, pasando por cada área y equipo básico de salud, es decir, los consultorios médicos de familia. Todos están involucrados en la atención de estos pacientes, desde el personal más cercano hasta los niveles provinciales y en todo el país.
“La campaña de este año tuvo por lema ‘que lideren las comunidades’, porque esta es la red de apoyo a las personas viviendo con VIH y que pertenecen al programa. Existen varios tipos de redes: la red DHCH (Hombres que tienen sexo con otros hombres), la DPVV (pacientes viviendo con VIH), la red de jóvenes que viven con VIH, la de personas mayores de 50 años y la red de trans.
“Todas las redes contribuyen en el proceso, porque no hay mejor acercamiento a un paciente con VIH o pendiente a un diagnóstico que el que ofrece una persona en su misma condición. En el caso de la red DPVV ayuda mucho la experiencia que le puedan transmitir quienes trabajan en la red, muy unido a nosotros, con respecto a conocer su enfermedad, los tratamientos y medicamentos, así como la evolución. Sobre todo a ayudarlos a eliminar todos los estigmas y discriminaciones que hay respecto a las personas que tienen otra orientación sexual y a las personas que viven con VIH.
—¿Cómo es el tratamiento, por ejemplo, cuando hay un embarazo de por medio?
— Existe un protocolo de tratamiento y de manejo desde la planificación del embarazo. Tenemos dos casos diferentes: mujeres seropositivas y esposas de pacientes seropositivos. En el primer caso, son mujeres que constituyen un riesgo preconcepcional por su condición serológica. Tanto ellas como sus parejas deben tener una carga viral no detectable durante un año mínimo previo a la concepción. Esto, más un tratamiento adecuado, garantiza que el bebé no nazca con VIH. A nivel mundial ya se acepta el parto transpelviano que hasta hace unos años se contraindicaba y ya hoy se les da esa opción a nuestras embarazadas. Se les explica, por supuesto, todas las condiciones que se deben tener para esta vía de alumbramiento.
“En el caso de la pareja serodiscordante donde la mujer es negativa y el hombre positivo también existe un protocolo de manejo y atención donde se le pone la terapia antirretroviral a la paciente. Lleva un tratamiento con profilaxis pre-exposición para garantizar que esta mujer, si no se ha infestado hasta el momento, no lo haga durante el embarazo y no le transmita a su hijo el virus. Camagüey, desde que llegó aquí la epidemia, suma 170 hijos de madres con VIH, todos sanos; algunos hoy son hombres y mujeres.
—¿Cómo se vincula el centro con la familia para lograr una mejor atención?
—El tratamiento es integral pero hay algo muy importante a tener en cuenta: el paciente tiene todo su derecho a decidir con quién compartirá su condición serológica. Hay pacientes que se apoyan en su familia mientras otros no quieren que esta lo sepa. Lo que sí reciben todos los pacientes por nuestra parte, así como de todo el personal de salud, es un apoyo incondicional. Nos encargamos del acompañamiento de todas las personas que están hospitalizadas, muchos que ya viven con el Sida y se encuentran en su seguimiento y el control.
“Logramos mantener una relación directa con ellos y con la familia instamos a que se involucren, así que siempre estamos abiertos a cualquier persona que quiera conocer y profundizar sobre el manejo, a cómo conducirse con su familiar y apoyarlo mejor.
“La ayuda no solo viene por parte del personal de salud, precisamente por eso el lema de este año, porque las redes de apoyo al VIH juegan un papel fundamental en la aceptación de la enfermedad para aprender a convivir con ella y sobre todo para una mejor adherencia al tratamiento. Un paciente que tome correctamente su medicación y que tenga todas las precauciones para evitar transmitir la enfermedad es fundamental en este proceso”.
—¿Cómo combatir los prejuicios que aún existen sobre el VIH?
—Todavía existen prejuicios tanto en la población en general como en nuestro propio sector de la salud. Hemos tenido casos de pacientes a los cuales se les ha negado comenzar a insertarse en la vida social sencillamente por ser un paciente viviendo con VIH. Son tabúes que existen todavía en la sociedad, no en todos los sectores, pero aún existen casos donde se les niega un servicio o un trabajo.
“Por ello el programa también cuenta con un servicio de orientación jurídica que radica en nuestro centro ubicado en la calle Martí #64, todos los viernes. Ahí cualquier persona puede acercarse si se siente discriminado por su condición serológica, su orientación sexual o alguna dificultad, por ejemplo, de atención médica. Se les explica todo lo que deben saber para proteger y defender sus derechos.
“Existen muchos casos y en el trabajo diario se tienen muchos pacientes por lo que es muy regocijante ver como se recuperan y logran salir del hospital. Nos golpea todavía los diagnósticos tardíos que no permiten salvar la vida del paciente. Una vez identificada la enfermedad se comienza de inmediato con la terapia retroviral, por lo que todo el personal siente alivio al percibir una mejoría en el paciente”.
Hoy el VIH no se considera una enfermedad mortal, sino una enfermedad crónica controlable, como lo es una diabetes mellitus o una hipertensión. Resulta fundamental hacer un llamado a toda la población para que no tema conocer su condición serológica. Para ello, afirma la Dra., todas las áreas de salud de nuestra provincia cuentan con kit rápidos de primera generación. Mientras más pronto se conozca la condición serológica más temprano inicia un tratamiento y mayores posibilidades existen de un desarrollo favorable de la enfermedad.