CAMAGÜEY.- Toda experiencia de aprendizaje es gratificante cuando se asume con la conciencia de su utilidad para el crecimiento profesional, y con esa idea matriculé un curso sobre semiótica en esta ciudad.
“Solo lo difícil es estimulante”, la frase del escritor cubano José Lezama Lima vino como anillo al dedo para esa opción de superación, porque retrata las actitudes humanas frente a lo desconocido, en especial, cuando se tiene la voluntad de salir de la zona de confort.
A la semiótica muchos le tienen miedo, tal vez por el rigor implícito, o por la justificación para no asumir el desafío del conocimiento imprescindible para comprender y ayudar a mejorar nuestro entorno.
El diplomado anunciaba desde el título que sería un asomo, como introducción a la semiótica general, y nos descubrió un universo por conquistar como dominio científico idóneo para analizar los fenómenos culturales y de comunicación.
Foto: Yoel Benítez Fonseca/ Adelante
Cada sábado desde enero hasta junio del 2019 acudimos a las clases de Luis Álvarez, primero en la salita Canal 11 de la Casa del Joven Creador, y después en un espacio más amplio del periódico Adelante.
El profesor con modestia nos remitía a la profusa bibliografía, como tarea independiente de por vida; y en la práctica de cada encuentro comprobamos que su vasta cultura resulta clave frente a los límites para el saber.
Además del maestro y de los contenidos fue atrayente la composición del grupo, pues supuestamente no teníamos mucho en común según nuestras profesiones.
Periodistas, promotores culturales, siquiatras y profesores de inglés y de francés confluimos esos meses y comprobamos que tenemos mucho que ver porque en el fondo todos trabajamos por las mejores calidades humanas.
Entre las lecciones destaco el incentivo para ser problémicos, para no dejar de preguntarnos el porqué de cada situación y así poder reconstruir los mensajes incompletos, por aquello de vivir en un mundo de signos, los cuales no siempre dicen la verdad.
El cierre de este curso de posgrado devino otra sorpresa, como conversatorio abierto en la Casa del Joven Creador, sede de la Asociación Hermanos Saíz, organización auspiciadora del diplomado junto a la Unión de Periodistas de Cuba y a la Cátedra Honorífica Alejo Carpentier de la filial de la Universidad de las Artes Isa en Camagüey.
Iniciamos con reflexiones a partir del corto de ficción Utopía (2004), del director cubano Arturo Infante, donde señala la aspiración de una cultura artística en la población general, algo imposible si se da por imposición y no por elección de cada persona.
Como mismo enfatizó el profesor, tampoco es posible que todo el mundo interprete todo, en cambio sí es viable e imprescindible que interprete su contexto para poder transformarlo.
Y al final, ¿servirá para algo la semiótica? Claro que sí, porque nos ofrece herramientas valederas para aportar mensajes y formar ideologías, para contribuir a los imaginarios que sustentan nuestra identidad.