CAMAGÜEY.- José Francisco Martí Zayas-Bazán nació en La Habana el 22 de noviembre de 1878, pero su infancia y adolescencia transcurrió en Camagüey, donde fue forjando una personalidad enriquecida bajo el paradigma ejemplar de su padre, el Héroe Nacional de Cuba, con su pensamiento emancipador y de lealtad a la Patria.

Los peatones que transitan por la calle Luaces, frente a la casa marcada con el número 109, tal vez por la ausencia de una tarja identificativa no sepan que en ese lugar, cercano a la calle República, vivió aquel muchacho que cursó estudios en el Colegio Escolapio San Calasancio, edificación que se conserva en Luaces No. 2, hoy compartida por el centro mixto Inés Luaces.

Terminada esa etapa ingresó en el Instituto de Segunda Enseñanza, con el expediente 1201 de 1889, hasta graduarse de bachiller con calificación de sobresaliente.

Documentos conservados en el Archivo Provincial, junto a otros y reseñas históricas del General Enrique Loynaz del Castillo pudieran enriquecer, quizás, la apertura de una modesta sala museo dedicada a El Ismaelillo e incluirla en ese espacio en una ruta de turistas nacionales y foráneos.

Matriculó luego en la Universidad de La Habana la carrera de Derecho, interrumpida al borde de la insurrección del ‘95 y la decisión familiar de abandonar el país, lo que lo llevó a apartarse de un numeroso grupo de amigos que no repararon en sumarse a la lucha.

A pocos días del aniversario 145 de su natalicio, Adelante indagó telefónicamente con el académico Dr. C Pedro Pablo Rodríguez, considerado como el más acucioso investigador de la obra martiana en Cuba, acerca de la opinión que le merece la vida de José Francisco, no exenta de ataques y calumnias que, como dijera Eusebio Leal, de conocer su padre se habría indignado.

“Ha habido una tendencia a emitir juicio negativo, de un modo u otro, sobre la persona de Pepito Martí como le decía todo el mundo. ¿Qué pasa? Sin dudas, su papá fue una personalidad gigantesca en la historia de Cuba, en la historia universal y sigue pesando en la vida cubana. Que el hijo sea igual al padre no tiene sentido”, afirmó el entrevistado para elogiar luego el acucioso estudio realizado por la historiadora pinareña Paula María Luzón Pi, publicado en 2008 en el libro Vida de Ismaelillo. El Hijo de Martí, de la editorial José Martí.

Como se conoce, comenzando la guerra la madre, Carmen Zayas-Bazán, se lo llevó para Estados Unidos con la finalidad de que estudiara en la Universidad de Troy. Allí burló al custodio al que ella se lo confió y se enroló en una expedición a Cuba, donde se incorporó como soldado a las órdenes del General Calixto García. Otras bellas páginas escribió en el campo de batalla como artillero, labor que con el tiempo le generó afecciones auditivas.

“Lo interesante es que participó en la guerra y se sintió obligado a venir cuando supo que su padre había muerto en combate. Eso moralmente lo sitúa a su altura”.

José Francisco Martí Zayas Bazán y su esposa, hacia la izquierda de la foto.José Francisco Martí Zayas Bazán y su esposa, hacia la izquierda de la foto.

En el periodo de la República Neocolonial asumió diferentes responsabilidades militares hasta estar el frente de la Secretaría de Guerra y Marina.

“Allí viene el asunto de los independientes de color y la tendencia de un grupo de personas, en los últimos años, de responsabilizar a Martí Zayas-Bazán con la represión de aquel movimiento por ser jefe del Ejército. En realidad él no ordenó ni estuvo en las operaciones militares; incluso, todo parece indicar que las cosas que supo que sucedieron influyeron para abandonar un poco tiempo después el cargo y acogerse al retiro. No tenemos ninguna prueba de que en esos crímenes haya tenido una participación directa ni indirecta”.

Otros pasajes narrados por Pedro Pablo y en el libro de Paula Luzón ponen de manifiesto la conducta vertical mostrada hasta el día de su fallecimiento el 22 de octubre de 1945, a la edad de 66 años a consecuencia de una infección pulmonar. El historiador afirmó que José Francisco “fue un hombre que no se dedicó a vivir de la gloria del padre, lo que le da dignidad”.