CAMAGÜEY.- El sonido del monitor cardiorrespiratorio quedará en su mente como el eco de terribles días. Tal vez, más de una vez despierte recordando la sensación de ahogo. Tocará el vientre como cuando estaba sobre aquella cama de hospital. Bastará una mirada a la cuna para calmarlo todo.

Acela González Guerra tiene 40 años. Andaba contenta con el tercer embarazo. Era de riesgo por la edad, pero a diferencia del bajo peso señalado en las gestaciones precedentes, ahora lograba aumentar unas libritas.

-Empecé con 45 kilos y llegué hasta 52 kilos.

El primogénito acaba de cumplir 21 de edad. Justo el día de la celebración, ella empezó a sentirse mal. Entonces corrió para el Hospital Materno y no tardó el ingreso en el Hospital Centenario.

- “Debes quedarte”, me asusté. ¿Ay doctora, qué pasó? “Tienes COVID”.

A la semana, el 10 de septiembre, la remiten a la Unidad de Vigilancia Obstétrica del Hospital Provincial Manuel Ascunce. No estaba inmunizada contra la pandemia. Comenzaba así el temor por jamás volver a ver a la familia.

- Al Cardiocentro llegué con falta de aire, con neumonía. Me pusieron la careta del oxígeno. De allí me trasladaron para acá. Estuve gravísima.

Como el cuadro clínico empeoraba, el 12 de ese mes proceden a la ventilación mecánica no invasiva. A los seis días, ya mejor con PCR negativo, pasa a la Unidad de Terapia Intensiva de la misma institución de Salud.

- A las embarazadas, que se cuiden. Usen su nasobuco para que no pasen lo mismo que yo.

La señora volvió a empeorar clínica y radiológicamente. Fue necesario ventilar. Comenzó entonces el debate acerca del beneficio materno, es decir, a tomar la decisión de la cesárea a las 29 semanas.

- Sentí algo de miedo porque no estaba a término, pero sabía que iba a nacer.

A partir de la operación, Acela mejoró su estado. Logró cierta estabilidad, pero recayó al punto de requerir oxígeno suplementario hasta el 3 de octubre en que los apuntes de su historia clínica cambiaron para alentadores en ascenso.

-Agradezco a todo el team, maravilloso. No tengo queja alguna.

Poco a poco fue incorporándose a actividades básicas como alimentarse, caminar e incluso recibir los beneficios del sol. Debía vencer las adversidades de 39 días postrada para completar el ciclo de su gestación.

-Me siento bastante bien. Ahora voy para el Materno, donde está mi niña.

Esta semana, Acela pudo salir de alta para conocer a su plumita, ayudada a nacer el 27 de septiembre. Desde entonces, la niña permanece en el Hospital Materno, pues pesó 1 180 gramos. La trasladaron ventilada, aunque con PCR negativo porque en Camagüey no se han dado casos de transmisión vertical.

-A Luz de los Milagros yo la quiero como sea. Soy feliz.

Ambas se ponen al día y Adelante Digital intenta imaginar el diálogo íntimo, el bálsamo del olor de la recién nacida, los misterios de la maternidad que apaciguan las experiencias pavorosas cuando se vive muy cerca de la muerte.

LA VISIÓN DE LOS EXPERTOS

El doctor Juan Orlando Roura Carrasco es Especialista en II Grado en Terapia Intensiva y Emergencia de Adulto. Lleva 27 años como Jefe de Grupo Provincial de Terapia Intensiva, del Hospital Universitario Manuel Ascunce Domenech de Camagüey.

- A nivel mundial, la atención obstétrica ha dado un golpe fuerte. La COVID-19 muchas veces la lleva a un pronóstico malo y acaba con su vida. Hay casos que afortunadamente, por el trabajo del equipo, pueden irse de alta, comenta el Profesor Auxiliar y Máster en Urgencias Médicas.

“Miro a mis residentes. Son jóvenes con tremendo ímpetu, y siguen adelante porque los especialistas que tienen al lado son personas con un carácter altruista, con deseos de resolver los problemas”, afirma el doctor Roura.

Por su parte, Raúl Alberto Morales Rivero es el Jefe de Sala de la Unidad de Cuidados Intensivos Polivalente del Hospital Universitario Manuel Ascunce Domenech desde el 2007. Además, es Especialista I Grado en Enfermería Intensiva y Emergencia, Máster en Urgencias Médicas y Profesor Auxiliar.

La OMS ha estado hablando de la fatiga pandémica. Desde el punto de vista psicológico, su equipo tiene todas las condiciones para padecer de estrés debido al incremento de los casos, de las muertes, de la dificultad respiratoria de las pacientes.

- Afortunadamente no hemos tenido afectaciones psicológicas, que no sean las propias de sentir la pérdida de un paciente, al compartir el dolor de la familia o también en el equipo. Eso es inevitable, pero sabes que el hacer todo lo posible y lo imposible por salvar la vida, el mantener informada a la familia del estado, la evolución y lo que día a día hacemos por los pacientes da una paz espiritual que compensa, amén que en el grupo tenemos una psicóloga. Compartir el trabajo, compensar la carga favorece un equilibrio”, destaca el enfermero Raúl.

El doctor Jesús Sayú Romero sigue muy de cerca cada caso de embarazadas y puérperas afectadas por la COVID. Lo hace por la responsabilidad desde el Departamento Materno Infantil de la Dirección Provincial de Salud en Camagüey.

- En la provincia se reportan alrededor de 1 500 casos de embarazadas con COVID. En el 2020 en el que apenas tuvimos 40 casos. Desde junio de este año comenzamos a tener maternas graves, y fallecidas. Nos hemos organizado porque es una enfermedad nueva, señala.

También el joven especialista en I Grado en Obstetricia recomienda mayor cuidado personal, e invita a confiar en la inmunización:

-La implementación de la vacunación ha tenido buenos resultados. Algunas se han resistido a la vacunación porque creen en mitos de que pudieran hacerle daño. La vacuna no está contraindicada en el embarazo, al contrario, tiene la base del toxoide tetánico que evita el sangramiento posparto.