CAMAGÜEY.- “Camarón que se duerme se lo lleva la corriente”, reza un popular refrán, pero los camaronicultores camagüeyanos no dan mucho chance a que el crustáceo cierre los ojos. Esa es la única forma de mantener los resultados que convierten a Cultisur en la segunda empresa del país que más produce, con cerca del 30 % del camarón que se exporta desde Cuba.
Cuando las larvas del litopenaeus vannamei o camarón blanco, procedente del océano Pacífico, llegan al centro de precría empieza el proceso. Ocurren allí dos ciclos de siete a diez días por mes, con una supervivencia del 70 %. Mensualmente se reciben entre 15 y 30 millones.
El proceso, que parece sencillo y no lo es, continúa en el área productiva, compuesta por siete granjas que cuentan con casi 724 hectáreas —133 estanques— de ellas en explotación 698 —127 estanques—, con un sistema extensivo diseñado para producir entre 1 600 y 2 000 toneladas al año, sobre todo porque dicen los viejos camaronicultores que allí los suelos resultan muy buenos para esa actividad.
Apuestan a incrementar las producciones, pero sin ceder en la calidad, la que también habrá que aumentar si quieren diversificar los mercados y lograr más dividendos. Para ello se realiza un amplio proceso inversionista que este año supera el millón de pesos en moneda total y permitirá elevar la capacidad de producción a las 2 000 toneladas de camarón, en un primer momento, de las 3 000 que tienen como meta a largo plazo.
CAMARÓN QUE NO ENGORDA...
La reparación de viales y estanques facilitará la conversión de 76 hectáreas a la modalidad de cultivo intensivo, promediando 10 toneladas per cápita que permitirán aumentar los volúmenes para la exportación y el mercado interno en divisa, además de la disminución de los costos de producción. Se calcula que, de 1 000 toneladas, 800 al menos, tengan calidad exportable.
El inicio del proceso lo marca la precría, la inversión proyectada para esa importante área incluye reparar los 16 tanques en desuso; además, construir otros 12 y techarlos todos. Con esas condiciones se aspira a conseguir poslarvas de más de 100 miligramos y mejorar la supervivencia por encima del 80 %, pues la recepción de 30 millones de poslarvas garantizaría la siembra de 120 a 150 hectáreas mensuales.
Según explicó Reinerio García Almanza, inversionista de la UEB, trabajan fuertemente en las 31 hectáreas de la Granja 7. Laboran en el recrecimiento de diques y de obras de fábrica, así como en la electrificación para la instalación de los aireadores. “En este mes de febrero concluyen las primeras diez hectáreas, en funcionamiento a partir de marzo. Para el resto del año planeamos concluir las 21 hectáreas restantes”.
La competencia en el mercado no está nada fácil, aclara Ramón Aguilar Torres, jefe de producción. “Cada vez son más caros los fertilizantes y el pienso, ambos de importación porque Cuba no tiene tecnología para producirlos. Nuestra labor precisa de una gestión coherente porque el camarón aquí ronda los 13 gramos, sin embargo, los grandes productores andan entre los 20 y 25 gramos. La meta a corto plazo resulta superar los 14 y luego establecernos en 17 gramos”, todo sin descuidar las buenas prácticas de higiene y los requisitos de bioseguridad en el manejo del camarón.
CALIDAD Y CIENCIA PARA DESPERTAR AL CAMARÓN
Cultisur está avalado por un sistema integrado, basado en las normas cubanas e internacionales de calidad e inocuidad. Por eso cada tres meses se evalúan los procesos y se chequean indicadores que dan garantías ante cualquier mercado por muy exigente que sea. “Demostramos en laboratorios especializados, incluso uno en Canadá, que nuestro camarón cumple los parámetros internacionales pues no tiene ningún residuo, ni metales pesados, ni enfermedad, y esa constituye una fortaleza de nuestro sistema”, explicó Odalys Rodríguez Moncada, jefa del grupo de Calidad.
Más de 360 trabajadores, de ellos 265 vinculados directamente a la producción, laboran a diario conscientes de que están aportando a la economía de su país. La fuerza juvenil interesada por la camaronicultura ha ascendido, influenciada entre otras causas por los salarios —1 869 pesos en 2019— y la preparación de la Universidad de Camagüey Ignacio Agramonte Loynaz (UC).
Por segunda ocasión la Camaronera Cultisur de #SantaCruzdelSur, recibió la condición de Colectivo Vanguardia Nacional por sus indicadores de calidad y eficiencia. @IsaGlezCmg @apppcamaguey @anamarianpp @AsambleaCuba @CTC_Cuba @minalcuba @geiacuba @PresidenciaCuba @GimeranezEm pic.twitter.com/uyDuVJ8how
— Glendys Santiesteban Revolta (@GlendySur) July 18, 2019
Su participación en un lugar así tiene que ser constante, de modo que asegure adecuados niveles de calidad.En ese sentido ha sido vital la colaboración por más de cinco años de la UC, en especial de la facultad de Ciencias Agropecuarias. “Tenemos incluso tesis listas para llevar a la práctica. Una de ellas estudió cómo inocular las larvas con una vacuna que las hace más resistentes, un proyecto que se extenderá con la colaboración de profesores de la Universidad de Gante, en Bélgica”, dijo Niurka Alemán Corso, especialista de capacitación.
Sin dudas, la ciencia ha estado detrás de los resultados y ha tenido mucho que ver con el crecimiento de las capturas de un 27,5 % en el último quinquenio con respecto al anterior.
CAMARONCITO DURO...
El costo para producir y vender una tonelada de camarón ronda los 16 434 pesos en moneda total, de ellos 3 353 en divisas. El ingreso por tonelada vendida el año pasado fue de 16 875 pesos en moneda total, 3 481 pesos en divisas. Una cuenta simple da que la utilidad por tonelada vendida fue de 411 pesos en moneda total y solo 128 en divisas.
Leandro Linares Saavedra, jefe del grupo de Contabilidad y Finanzas de la UEB, explicó a Adelante Digital que entre las razones por las cuales se disminuyó en las utilidades estuvo la inestabilidad en el precio del mercado internacional, “por debajo incluso de lo planificado, tampoco se alcanzó el peso previsto lo cual afectó el cumplimiento de los ingresos, un año para el que habíamos planificado un peso de 14 gramos y el real estuvo en 12,3. Si sobrecumplimos el plan de la supervivencia en engorde en 9,8 % y eso complementó lo perdido por concepto de peso”.
Como seguimiento a indicaciones de la visita gubernamental anterior, la UEB Cultisur, se encuentra en proceso de ejecución de una inversión, que permitirá incrementar las potencialidades de producción?゚ᆭミ?゚ᆭミ?゚ᆭミ para el 2020. #SomosCuba ?゚ヌᄎ pic.twitter.com/bSD8PH3cDd
— Presidencia Cuba (@PresidenciaCuba) June 12, 2019
La experiencia alcanzada por los trabajadores directamente vinculados a la producción facilita el sobrecumplimiento del factor de conversión de alimentos, lo que significa ahorros para la empresa. Es tarea de Cultisur mejorar también el rendimiento por hectárea, en el 2019 menor de lo planificado.
A pesar de esos contratiempos, el 88,1 % del camarón producido en las granjas santacruceñas el pasado año tuvo calidad exportable. Se vendieron a ese mercado 1 283 toneladas, un 59 % más que en el 2015. Sin embargo, esos números no complacen, están todavía distantes de lo que necesita la economía del país, de la capacidad y la preparación de la fuerza laboral de la entidad camagüeyana.
HISTORIAS DEL CAMARÓN
Dailí Ramírez Varona labora en una de las siete granjas de Cultisur y prácticamente nació allí, porque de sus padres heredó el oficio y la tradición y de qué manera, hoy es una de las mejores de la UEB. “Estamos enfrascados en cumplir los parámetros de calidad, para elevar el número que va a la exportación. Es tarea de todos, desde el más simple operario hasta el más avezado de nuestros técnicos”, dijo.
El camarón enamora; bien lo sabe María Isabel Castillo Izquierdo, una habanera a la cual hace 20 años mandaron a trabajar a Cultisur; encontró el amor y nunca más regresó a vivir a la capital. Recuerda que en aquella época sus amigos le decían que estaba loca. Gracias a esa “locura” hoy tiene una niña y trabaja junto a su esposo: “conlleva sacrificio, pero lo hacemos todo juntos y nos organizamos para dejar tiempo también para la familia. Ya soy, gracias al camarón, más santacruceña que habanera”.
Uno de los retos de la camaronicultura santacruceña es rejuvenecer un sector envejecido. Cuando empezó casi todos eran jóvenes. Hoy la tarea más fuerte que tienen Neibel Borrero Marín y su comité de base es incrementar la cifra de jóvenes comprometidos con su trabajo, “cuando llegué aquí de custodio, hoy como almacenero. Éramos solamente cuatro militantes, hoy somos más de veinte. Este trabajo lleva mucho amor y consagración, es una tarea apta para nosotros”.
El país necesita divisas y eso lo tienen claro los trabajadores de Cultisur, quienes se han propuesto para el 2020 alcanzar 1 785 toneladas de camarón, un 2,7 % más de lo conseguido en el calendario anterior. Además, prevén un 80 % de ese total con calidad exportable, con los requisitos de inocuidad contratados con los clientes, e incrementar el peso entre 14 y 15 gramos. El camarón de Santa Cruz del Sur no se duerme… se resiste a ser llevado por la corriente.