CAMAGÜEY.- La doctora Livia Quilez Viamontes, especialista de Primer Grado en Medicina General Integral (MGI) y Máster en Atención Integral a la Mujer fue una de las diez personas que iniciaron en Camagüey, en 1984, el Programa del Médico y la Enfermera de la Familia. En su consultorio, el 12 del reparto Garrido, accedió a compartirnos su experiencia:
“Este programa es muy abarcador pues se ocupa de todos los grupos de población que incluyen pacientes de diferentes edades. Trabajamos desde el PAMI todos los grupos dispensariales, las donaciones de sangre y los círculos de lactantes, embarazadas, abuelos, y adolescentes. Tenemos, como principal objetivo, la prevención y promoción de salud.
“Debemos tratar no solamente al enfermo, sino también al resto de la población para evitar que padezcan de alguna enfermedad. En el caso del Programa Materno Infantil es tratar de que las mujeres en edad fértil logren un embarazo en el momento óptimo, es decir, cuando menos riesgo tengan. Si padecen patologías crónicas, trabajamos para compensarlas para lograr un embarazo fructífero con un producto de la concepción lo más sano posible”.
De Livia, los pacientes hablan con admiración, reconociéndola una de los mejores ejemplos del trabajo desde un consultorio. Al escucharla, se entiende que parte de su pasión por lo que hace y su empatía:
“Es una experiencia bonita porque somos capaces de orientar no solo al paciente, sino también a su familia en el seguimiento. Se crea un vínculo muy fuerte con los pacientes, se les instruye para saber manejar conflictos intergeneracionales que puedan existir”.
— ¿Por qué se decidió por la Medicina General Integral?
— Cuando comenzó el programa se hizo un llamado a los médicos recién graduados a formar parte, y como me sentí a gusto en mi labor decidí hacer la especialidad en MGI en la que llevo trabajando 36 años.
—¿Cómo es el funcionamiento del consultorio?
—Damos consulta de lunes a sábado, hacemos terreno en la comunidad, visitamos los ingresos domiciliarios, los grupos priorizados y el círculo de abuelos para velar por la práctica de ejercicios físicos, se dan interconsultas básicas con varios especialistas en diferentes ramas de la medicina lo que permite su interacción con los pacientes para el posterior seguimiento de sus indicaciones y estamos vinculados a la docencia de pregrado y posgrado. En el policlínico Ignacio Agramonte se realizan consultas con el equipo multidisciplinario todos los martes con las pacientes embarazadas.
—¿Qué consejos les daría a los futuros MGI?
—Es una especialidad muy bonita, pero a la vez muy sacrificada. No tiene horario pues tenemos que estar disponibles para atender a la población en cualquier momento que lo necesiten, pero permite conocer e interactuar con las familias para crear vínculos más allá de la relación médico- paciente. Hay que ponerle corazón y vida.