CAMAGÜEY.- “Hay personas que toman una actitud diferente ante la vida después de haber escuchado una buena radionovela”, me dice el director de programas y guionista de Radio Cadena Agramonte, José Alberto González Quiroga. Sus más de 50 años vinculados al medio lo han convertido en una institución para quienes lo rodean en el trabajo, o disfrutan el resultado de su quehacer desde el hogar. La sensibilidad con la que crea lo transforma en un maestro de orquesta consagrado a endulzar el oído de una fiel audiencia que le sigue, por la profesionalidad.

Quiroga, como el gremio entero lo ha bautizado, no contesta una pregunta sin antes haber dejado clara una cuestión: “Este es mi mundo, me he sentido siempre feliz con el oficio que desempeño y siempre noté que tenía una vocación, una inclinación por transmitir un mensaje, a través del éter, que llegara con claridad al pueblo”. En los matices suaves de su voz se entiende algo: pertenece a la no tan elevada cifra de personas que sonríe mientras va camino a sus labores.

La intensa carrera que no abandona, aun después del retiro, comenzó en la CMKC, de Santiago, su tierra de nacimiento. El amor inició gracias a la influencia de su tío, actor y director de programas de esa emisora. “Y encarné uno de los personajes de una novela de Antonio Yoga, un hombre con un enorme bagaje radiofónico. Aquellos fueron momentos de aprendizaje constante.

Tras una estancia en Teleturquino y, más tarde en Radio Progreso, llegó a Camagüey. Aquí, en el ‘69, probó el agua de tinajón y se aplatanó en el grupo dramático, desempeñándose siempre como su directivo.

“He dirigido radio-noticieros, revistas informativas y me ha marcado mucho un espacio como Camagüey al día, que yo realicé con tremendos ánimos. Siempre me he rodeado de periodistas y de un equipo capaz de materializar excelentes programas. Antes, por la antigüedad de la técnica demorábamos mucho y teníamos que llegar a las cuatro de la mañana y el programa salía a las seis. Ahora, los adelantos tecnológicos facilitan bastante el proceso creativo, no obstante, los viejos tiempos te dejan enseñanzas y experiencias inolvidables”.

Para Quiroga las radionovelas tienen una especial influencia en los públicos. “Un solo capítulo puede cambiar a la audiencia. Nunca olvido cómo, en etapas pasadas, la gente hasta le ponía el nombre de los protagonistas, al recién nacido. Pero lo más importante es que ofrezcan valores, moralejas y emitan un discurso positivo. Eso los corazones lo agradecen.

“La radio será eterna, porque se puede disfrutar en cualquier momento y situación. Si viene un ciclón está allí, la activas cuando manejas un carro, la prendes mientras cocinas... Tiene la magia de la información inmediata y te la cuenta. Y detrás de ese instante, del segundo que se pierde en el aire, el esfuerzo para que los ciudadanos no pierdan detalles de lo que acontece a nivel nacional e internacional”.

Comenta Quiroga que el trasladar la obra de un escritor al terreno sonoro, no es nada sencillo porque “siempre habrá discrepancia en los resultados. Sin embargo, si se logra una empatía con el trabajo, si puedes mantener los diales inamovibles o si escuchas por la calle a una vecina apurada para no perderse el episodio, es una señal de que se ha captado la esencia del material. Creo que la consagración, el respeto y la disciplina son fundamentales para arribar al éxito en este oficio”.

Algunas de las versiones confeccionadas por el radialista, y el colectivo que lo acompaña, son: Mulata, Variaciones para muertos en percusión, Bilongo, Los de abajo, Cumbres borrascosas y Rebeca. También, de su propia autoría, ha imantado a los oyentes con Profesión de enfermera, Historias de Familia, Sueños de mujer, entre otras.

Por su dedicación, el pasado año recibió el Premio Nacional de Radio, sin dudas, un aliciente para cualquier consagrado. “Significó mucho para mí porque es un compromiso, lo traduzco en un reconocimiento a mi vida. Es un impulso para hacerlo todo mejor”. Además del galardón mencionado, el empeño de Quiroga le ha valido también la Condición de Artista de Mérito de la Radio, sentido de una vida, y ha sido congratulado en festivales como el Caracol.

Hoy, 13 de febrero, Día Mundial del medio de comunicación al que Quiroga ha ofrendado más de la mitad de su existencia, se perciben aires de identidad. “En mi profesión encuentro el rostro de otro ser querido, de un familiar más. En varias ocasiones pasé hasta diez horas en la cabina de grabación y, luego, en la casa, continué pensando en cómo mejorar un guión. Así me ha sucedido en fiestas, restaurantes y al poner la cabeza sobre la almohada”. Pero no hay mayor mérito que sintonizar el dial e imaginar que la novela, como un soplo dulce, se cuela en los oídos, anónimos, y desnuda como en un gesto de gratitud, el talento de los hacedores.