CAMAGÜEY.- La victoria por equipos de los Guerreros de el Mayor en el 58 Torneo Nacional de Boxeo Playa Girón no era noticia de hoy, pero el triunfo individual de cuatro de sus integrantes dejó un coro musical en las gradas como epitafio del año: “Camagüey tiene que parar”.
Comenzó fría la tarde para los camagüeyanos con la derrota de Damián Arce en los 52 kilogramos (kg) ante el campeón defensor Yosbani Veitía. El espirituano no cayó en la trampa del local y evitó los intercambios frontales para sacar provecho en con combinaciones de dos golpes y constante movimiento sobre el ring. “Es solo una derrota en un largo camino lleno de retos, ya habrá otra oportunidad para el desquite”, comentó Arce al finalizar la pelea, mientras Veitía reconoció que “sabía que iba a ser difícil ganarle porque es un tren, pero me salió bien el plan”.
El encargado de prender la mecha en las gradas fue el nuevitero Kevin Brown, con su elaborada victoria ante el campeón olímpico y mundial Rosniel Iglesias. Ayer Roniel estuvo a punto de perder su corona ante Damián Lescay, pero recibió el apoyo de los jueces, pero hoy Brown convenció hasta al propio pinareño de su subida al estrellato.
En las finales de los 75 kg y los 91 kg el éxito para Camagüey estaba cantado, no obstante, los cuatro salieron a derrotar a sus respectivos compañeros de equipo. Yasnier Areu y Yoenlis Hernández se batieron fuerte desde el campanazo inicial, pues si hay una división en Cuba que no ha definido su primera figura es la de ellos y el jovencito Ángel Nápoles pasó los tres rounds buscando el mentón de Julio César La Cruz para dejarlo fuera de combate.
Con un mejor tercer asalto, Areu decantó las votaciones a su favor, en una pelea donde el talentoso Hernández no estuvo muy preciso en sus arremetidas. “El Guayabo”, por su parte, sacó la ventaja con su extraña esgrima de golpes lejanos, favorecido por el alcance de sus largas extremidades. Julio César, sin esforzarse más de lo previsto, logró abultar la cuenta con fantasmagóricas entradas de tres golpes al rostro de Nápoles.
Para el cierre del cartel se reservó la pelea revancha de la pasada edición entre el prometedor camagüeyano Dainier Peró y el habanero Yoandry Toirac y, aunque no fue tan espectacular como en 2018, dejó el mismo resultado. Peró parece tener la medida exacta para golpear dos veces a Toirac y quedar a distancia para evitar los potentes puñetazos de respuesta, es sin dudas, el mejor súper completo de Cuba.
A los libros de historia también entrarán las coronas del mejor boxeador del país en estos momentos, el matancero Andy Cruz (63 kg) y el mayabequense Osvel Caballero (57 kg), ambas alcanzadas con facilidad ante el guantanamero Jorge Moirant y el espirituano Osvaldo Díaz, respectivamente.
La minimosca, eliminados este año del programa olímpico, fue una división que no tuvo mucho brillo técnico, pero si combativo y la final entre el santiaguero Alibel Poll y el capitalino Billy Rodríguez así lo demostró. Después de tres intensos asaltos, el habanero logró su primer cinturón nacional. Otra categoría que quedó con poco condimento tras la retirada por lesión de Lázaro Álvarez, fueron los 60 kg, dominada esta vez por el espirituano Darielki Palmero en detrimento del guantanamero Rafael Joubert.
El otro anfitrión en caer ante un rival de otra provincia en la gran final fue Raicel Poll (81 kg), quien no pudo con el poderoso guantanamero Arlen López. El monarca olímpico de Río 2016 fue más preciso en con sus contundentes swines, capaces de remover la anatomía de Poll y obligarlo a mantener la preocupación en la defensa.
Así fueron cada uno de los combates de cierre de un evento que dejó una preselección nacional que solo tuvo como novedad la incorporación del tunero Irasel Parchments. Por equipos detrás de los Guerreros, que acumularon 59 unidades con cuatro medallas de oro, cuatro de plata y dos de bronce y extendieron su reinado por noveno calendario consecutivo, se ubicaron Sancti Spíritus (45) y Guantánamo (42).