CAMAGÜEY.- La caligrafía japonesa o shodō es una de las artes tradicionales más conocidas y populares en los países asiáticos. Se considera una disciplina muy difícil de perfeccionar y hasta se enseña como asignatura a los niños nipones en su educación primaria.

En nuestro hemisferio es poco común apreciarla, sin embargo los camagüeyanos tuvimos el privilegio durante la XIV edición de las Jornadas ArteCómic, con la exposición Acceso de paz, del artista visual y marcial Orlando García Fajardo, museólogo del Museo Provincial Ignacio Agramonte Loynaz.

El shodō practica la escritura de caracteres japoneses hiragana y katakana, así como los kanji (ideogramas que poseen significado) derivados de la cultura china. A la usanza milenaria, con un pincel, un tintero donde se prepara la tinta, pisapapeles y un pliego de papel.

Requiere una gran precisión y gracia por parte del calígrafo, pues cada caracter kanji debe ser escrito según un orden de trazo específico.

"Suele utilizarse como ejercicio mental, pero acá lo hicimos de una forma más artística, intentando llegar a las personas y que puedan verse identificadas o interpretar la obra", explicó Orlando a Adelante.

Su exposición estuvo matizada por una acción performática en la galería Larios, donde realizó una gran kanji aludiendo a la paz, más una serie de trabajos en los que se varía la forma y los trazos en búsqueda de una visualización de obra de arte.

Clasifica a esta técnica como una forma de expresión, muy ligada al manga, pues todo mangaka tiene también de calígrafo, por los elementos en común (tinta, pincel, papel), y recursos que utilizan, como la onomatopeya y expresiones sueltas.

En el conversatorio que sostuvo posteriormente con invitados y estudiantes de la Academia Vicentina de la Torre, confesó que practica el shodō hace 25 años y que su objetivo es que las personas lo conozcan como un método sumamente eficaz para el equilibrio mental, pero también como arte y expresión misma del ser humano, a través de sentimientos y conceptos.