• Los franceses perdidos de Cayo Romano

    Dejé de ver hace tantos años a Pedro Cristiá Cardoso que ahora de primera vista lo miré como a un desconocido en la foto sobre un horno de carbón. ¿Cuántos sacos tienen allí?, le pregunté. Ochocientos, me dijo sin vacilar mientras subía ágil con un rastrillo por la maltrecha escalera hacia lo alto del cono ardiente para ir cubriendo escapes de humo y fuego.