CAMAGÜEY.- La Charolina parió cuatro terneros, ¡cuatro!, un número de hijos inusual para una vaca, que está diseñada genéticamente para parir uno, cuando más dos. “Carlitos (Carlos Cabrera) pensaba que traía mellizos porque él la conoce bien y tenía la barriga grande, fue una vaca nacida y criada en la CPA y la única de raza Charol, color amarillo plateado, es inconfundible”, comentó a Adelante Digital Omar Ricardo Hernández Díaz, presidente de la CPA Jesús Suárez Gayol.

“Yo llevo 42 años de ingeniero trabajando en la ganadería y nunca había visto esto, mellizos sí, pero nunca cuatro”, agregó Faustino Rivero Sarmiento, director de la empresa pecuario Triángulo Tres, y destacó el trabajo de la cooperativa en la inseminación artificial.

“Allí se realiza todo el trabajo que lleva la hembra como son los masajes y las hormonas para estimular la ovulación. Con la crisis de la COVID-19 la planta de oxígeno que se usa para este procedimiento tuvo problemas, y hubo que suspenderlo por cuatro meses. Entonces se decidió que las unidades cercanas al centro de inseminación artificial usaran el semen líquido, sin darle tratamiento, y mire el resultado con la Charilona”.

Cuenta el presidente de la CPA que ellos siempre aplicaron la inseminación artificial, aunque tuvo sus altas y bajas. Para él es de las cosas más importantes en la ganadería porque se trata del futuro, del reemplazo de la masa ganadera. “La inseminación uno la realiza cuando quiere y programa los nacimientos. Nosotros organizamos una escalera de partos por la economía de la CPA y porque se necesita leche todo el año, tanto en primavera como en el período seco”.

RENACIENDO DE LAS CENIZAS

Como esta, la “Suárez Gayol” pone en práctica alternativas que poco a poco la ayudan a salir de la crisis. “Estábamos entre las 10 cooperativas más malas de la provincia y las 82 peores del país”, rememoró Hernández Díaz refiriéndose a una realidad que se ha revertido en solo un año y medio.

“Primero que todo ordenamos a lo que se dedica la CPA, planificamos, distribuimos las tareas. Nuestro objeto fundamental es la producción de leche y carne, pero en los últimos tiempos hemos puesto a producir las tierras que no estaban en explotación con cultivos varios, para dar respuesta al programa de soberanía alimentaria.

“De 290 mil litros de leche que teníamos en el plan de producción al recibir la dirección de la cooperativa, cerramos el año 2021 con 65 mil litros por encima; el salario promedio de 1 500 pesos que recibían los socios subió a más de 5 200 y terminamos el año con 2 400 000 pesos de utilidades, que no pudimos distribuir porque teníamos deudas que pagar, pero respiramos”.

Así habla con orgullo de cómo avanza el trabajo por aquellas tierras. “La cooperativa recupera su prestigio, pues es la única en Cuba que llegó a producir 2 700 000 litros de leche, ese record no lo ha superado nadie. Era de las que Fidel seguía por sus resultados y hoy, vuelve a enrumbarse en el camino de sus hitos”.

Entre otras medidas, comenzaron a aplicar el doble ordeño, se ordenó el flujo zootécnico y la reproducción y se implementó el programa de desarrollo de la hembra. “Logramos el 57 % de natalidad, que no es el ideal pero es superior a la media provincial y ya las muertes no nos afectan como en otras etapas. Los indicadores de la ganadería están bien”.

Otra de las fortalezas de la CPA es que es una unidad prestadora de servicios gracias a las maquinarias que adquirieron a través de Prodegan. “Hemos sabido aprovechar esta tecnología, que es propia, y nos facilita hacer las en el momento oportuno que la agricultura necesita.

“Tenemos problemas, lo sabemos, pero menos que al inicio”, asegura Omar Ricardo Hernández Díaz, y subraya el empeño de sus compañeros: “Yo solo no resuelvo los problemas, necesito de todos los socios que me apoyan”.