CAMAGÜEY.- No sabía que Xiomarita escogía el sábado libre laboral para dedicarlo a la familia e ir al mercado para reabastecerse de alimentos y tener todo el tiempo del mundo para el resto de la semana entregarse, de cuerpo y alma, al trabajo como supervisora de la contraloría provincial.
Por esa razón me cansaba de marcar el número del teléfono de su apartamento, ubicado en el reparto Sánchez Soto, hasta que, cayendo la tarde, logré “pescarla” lavando y en los trajines de la cocina.
En ese minuto todavía vivía la emoción de la noticia, anunciada a ella por Miguel Catalá, Contralor Jefe, quien en un aparte rápido que hizo con el colectivo, informó de que se le otorgó por la Asociación Nacional de Economistas y Contadores de Cuba (ANEC) el Premio Nacional por la Obra de la Vida 2022.
El acuerdo fue posponer para más tarde la entrevista. Con la puntualidad que la caracteriza llamó para expresar: estoy lista para responder a las preguntas.
-¿Cómo acogió la noticia?
“Quedé paralizada porque en más de una ocasión me propusieron y no lo recibía. Realmente no esperaba que me lo dieran. Además, soy muy mayor y aunque estoy trabajando y cumpliendo con todo, no es lo mismo que cuando estás en el fogueo de las cosas más grandes. Me quedé sorprendida, es la verdad.
-Es un reconocimiento a una labor de muchos años...
-Creo que sí. Empecé muy joven como graduada de contadora de la escuela de comercio y realmente he tenido que trabajar etapas muy duras, siempre en la contabilidad. Los balances económicos todos los meses me llevaban a estar hasta por la madrugada trabajando y, el otro día, a las siete o las ocho de la mañana, estaba en finanzas entregando.
“Era una labor muy difícil, muy compleja. Después cuando estuve en la EMPI (Empresa Mayorista de Productos Industriales) de auditora eran muchos almacenes a visitar, un trabajo intenso contra las personas que querían hacer de las suyas”.
Ella era la economista que enfrentaba el delito y la corrupción, iba a la policía a denunciar hechos. “Fueron etapas de enfrentamiento, dedicándole muchas horas, salía de mi casa a las cinco de la mañana y regresaba a las nueve de la noche”.
En una etapa posterior, Xiomara Marrero Navarro, actualmente con 76 años, pasó a trabajar en la unidad de control y auditoría del Gobierno provincial. Pensó que el trabajo sería menos intenso. Le dieron una moto con sidecar, salía también temprano y regresaba tarde.
“No importaba que hubiera ciclones y situaciones de mal tiempo. Salía para Esmeralda, Sierra de Cubitas, Minas o Nuevitas que eran los territorios que atendía como supervisora todos los días de la semana.
“No es que desatendiera a mis dos hijas, pero mi esposo jugó un papel importante. “El tiempo tuve que dedicarlo al trabajo, al aprendizaje, no me quede solo como técnico de nivel medio, ingrese en la universidad, me hice licenciada y tengo más de 400 postgrado y el diplomado en auditoria.
Reiteró que a la familia no se puede desatender, siempre hay que buscar un espacio y más ella, con su mamá de 98 años y una tía soltera de 99 que sus dos hijas las mantienen a su abrigo.
“La familia es la célula por donde comienzan los primeros principios de la educación, la moral y todo lo que contribuye a ser una persona de bien. Además, doy clases como profesora universitaria y en estos momentos en la escuela nacional interprovincial de auditoría en la contraloría que abarca Ciego de Ávila, Camagüey y Las Tunas”.
-¿Cómo concibes a un contador, un auditor y a un supervisor?
-Cuando existe amor, se le debe dedicar todo el tiempo. Tuve la experiencia como contadora, como auditora y ahora como supervisora, es estar detrás de los auditores tratando de que aprendan todas las normas.
“Surgen por primera vez las Mipymes, de la que se venía hablando hace tiempo y de sus relaciones con las diferentes empresas y unidades presupuestadas. A ellos tengo que estar alertándolos de que no se les vaya a escapar algo, enseñándoles el contenido de la Ley 159 y desde el 9 de noviembre pasado el reglamento de la ley.
“Importante es que se sepan hacer los cálculos de riesgo, tener mucho conocimiento, preparación y dedicación que no se puede compensar con ocho horas de trabajo”.
La entrevistada se sobrepone a los problemas de salud y encuentra en el trabajo las vías para olvidar esos problemas. Con esa edad encuentra fuerza para seguir trabajando. Con dos infartos estuvo al borde de la muerte, recibió el apoyo de la Contraloría General y en el cardiocentro de La Habana la operaron, le colocaron un stend y ya ven.
En Xiomarita prima la fuerza de voluntad, más allá, como dijo Eistein de la fuerza del vapor, de la fuerza motriz, la electricidad y la energía atómica.