CAMAGÜEY.- Una de las máximas aspiraciones de la Revolución Cubana ha sido la de potenciar la historia de nuestro pueblo. El interés por la necesidad de mirarnos y ahondar en las diferentes etapas ha impulsado voluntades en pos del fortalecimiento de nuestras raíces. Una de las más memorables resultó el encuentro del Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz, celebrado en el año 2000, con los historiadores de la nación.

Norma Lapinet Gutiérrez fue una de los cuatro camagüeyanos que asistieron a ese encuentro y simplemente lo califica como inolvidable. En él se plantearon bases y compartieron criterios sobre cómo impartir, de manera más efectiva, potable y atractiva, ese arsenal de conocimientos que nos hacen crecer como cubanos.

"Es increíble la capacidad y el cúmulo de saberes de Fidel. Era sorprendente su facilidad de hilvanar frases y de viajar por nuestras gloriosas páginas. En el plano personal considero esa experiencia como irrepetible, no solo porque no esté él presente, sino por la pasión con la que él habló de conservar la memoria histórica a través de los museos, de los archivos, de la estrecha vinculación que debe existir entre esas instituciones, la comunidad y las escuelas”, comenta Norma, y añade que uno de los mensajes fundamentales que guardó fue la invitación a los educadores a prepararse.

“Considero la superación de los maestros como un ejercicio fundamental para el éxito rotundo durante una clase. El mundo avanza a una velocidad vertiginosa y no nos podemos quedar detrás. Debemos seguir ese ritmo para poder dialogar mejor con los estudiantes. Hacia esa vertiente insistió mucho Fidel”.

Aquel 20 de octubre, ella confirmó que otro de los caminos para el florecimiento de su intelecto y por transitividad, el de su estudiantado, era el de la investigación. “Mientras más ahondamos en esas zonas oscuras y conocimientos de nuestras gloriosas páginas, más posibilidades tendremos de ofrecerle una visión más completa a los alumnos de algún hecho. Uno de los métodos que debemos fomentar, en la actualidad, son los saberes de la patria chica, de la localidad”.

Los estudios de Lapinet Gutiérrez han conllevado a una Síntesis Histórica municipal de Jimaguayú, una región de la que según expresa se “había escrito muy poco. Fueron muchas horas de búsqueda en diferentes centros y documentos, para conformar esas memorias que otros seguirán ampliando. Yo soy jubilada, pero no retirada, por lo que siempre estaré dispuesta a arrojar luces sobre la juventud, como quiso el Comandante”.

Los esfuerzos por materializar las directrices delineadas en el encuentro con Fidel son palpables desde la Universidad de esta provincia, la Ignacio Agramonte Loynaz. Una colega de profesión de Norma, y jefa de departamento de Historia de esa institución, Mailén Fernández Morejón, define como mayores retos para su claustro el logro de una clase libre de esquematismos y que los profesores sientan en carne propia las esencias de un suceso e inculquen el patriotismo en sus alumnos.

“Este año los resultados de las pruebas de ingreso a la Educación Superior fueron cualitativa y cuantitativamente mejores a los del anterior. En el presente, el 91,95 % aprobó y, en el 2019, 80,21 %. Resultó un examen a tono con las condiciones que la pandemia nos ha impuesto y el empeño del Ministerio de Educación con las transmisiones de teleclases. Hubo más tiempo para la preparación desde casa y muchos aprovecharon el tiempo de confinamiento”.

La visión de Mailén acerca de la asignatura es holística y abarca las posibles causas de los resultados desfavorables: “El desconocimiento de los aspectos básicos de la materia no solo se debe a las deficiencias de las enseñanzas precedentes, también lo son el ambiente familiar, la disciplina en el autoestudio y la motivación, que depende del profesor y de las aspiraciones del universitario.

“También se debe partir de nuestros aconteceres regionales y locales, y de cómo se reflejaron en el resto de la nación; el estudiante aprenderá desde su tierra lo que pasó en su país y se sentirá reflejado e identificado con la misma. Existen formas novedosas de llegar a ese público, incluso a través de los canales comunicativos en los que se desenvuelven, con libros digitales y plataformas educativas más atractivas visualmente para ellos”.

Una de las claves para despertar un mayor interés por la historia radica en vincularla con las diferentes disciplinas, incluso las relacionadas con las ciencias. “La insertamos más en las etapas asociadas al desarrollo tecnológico, según el perfil de la carrera. Temas como el proceso de elaboración del azúcar en el ingenio y la figura del puntista gustan mucho en Ingeniería Química; el desarrollo del ferrocarril y la llegada del automóvil a Cuba, en Ingeniería Mecánica y en Derecho se analizan todas las constituciones, incluso hace unos años atrás teníamos un grupo de estudios históricos-jurídicos entre los dos departamentos”, precisa la joven profesora.

“Trato de ser comprensiva, humana y a la vez transmitir respeto. Un educador debe ser un padre, una madre, una hermana que ayude, no solo en el estudio, sino en la vida en general del estudiante. Mi secreto es hacerlos pensar”, dice Mailén y sus procederes se alinean con los métodos de Norma Lapinet. Son historiadoras de generaciones distintas, pero que sirven a la patria, cumpliendo los anhelos de Fidel y de su pueblo.