CAMAGÜEY.- “A ver, viejo”, dice Luis Yáñez Viamontes mientras agarra por la jáquima a un búfalo robusto y negro todo como la noche más oscura. “Por aquí”, le habla al animal como se le habla a un amigo, y lo acomoda para que lo podamos ver bien.

“Kiro es uno de nuestros campeones de ferias ganaderas, hijo de otros dos triunfadores, Chaquira y Roque. Solo tiene tres años, pesa 1 400 libras y es mansitico”, nos asegura mientras monta para, como buen guajiro, corroborar sus palabras.

“La gente sin saber les ha dado mala fama a los búfalos, ‘que si no hay cerca que los aguante’, ‘que si son muy agresivos’. No resulta difícil amansarlos, lo que hay que comenzar con ellos desde pequeños, con ocho o nueve meses. Les pongo la argolla en la nariz y les paso la mano, mucha mansedumbre. Así se logra que se adapten a estar con personas, que los toquen o monten.

“Trabajo con ellos desde el 2006 aquí en el área de animales para ferias de la Unidad Empresarial de Base Maraguán y he domesticado 200. Ya no están conmigo todos porque crecen y cambian de categorías; las hembras al parir pasan para la lechería.

“Con Kiro me sucede diferente. No es uno más, como no lo fue su padre, que cuando lo llevaron para el matadero me quedé llorando. Él es bueno. Lo monto para trancar los animales de los potreros; vamos juntos a todas partes, a los desfiles del 1ro. de Mayo en Jimaguayú, a los actos políticos... y las personas quieren tocarlo, montarse, tirarse fotos, en especial los niños que lo quieren mucho. Kiro es un ídolo, una figura en el municipio.

“Actualmente va a las ferias solo para exposiciones, porque ya no puede competir por la edad. Lo utilizamos para el trabajo con los pequeños y con el relevo ganadero, para demostrarle al pueblo que no son tan guapos como dicen y no hay por qué temerles”.

Luis también es campeón, aunque no lo dice por modestia, pero en la pared de la casa grande de madera de la UEB Maraguán hay colgados unos 400 premios que lo echan pa’ lante y dejan saber al visitante sus múltiples lauros como mejor criador de búfalos del país, mejor expositor y mejor presentador, entre otros.

“Quisiera que Kiro se quedara conmigo hasta que fuera un anciano, hasta que el destino decida que no debe vivir más”, asegura este vaquero encantador de búfalos. “Me gustaría cuidarlo hasta que, viejo, muera a mi lado. Eso demorará para mi suerte, porque pueden durar entre 22 y 25 años. Perder a Roque fue muy duro, pero ya tengo a Kiro, que me da fuerzas para seguir”.