CAMAGÜEY.- En los últimos dos días Julio César La Cruz guardó un silencio inusual, después de que su rival en los cuartos de final de los pesos pesados de la lid boxística de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, el cubano-español Enmanuel Reyes, declarara a la prensa internacional que el cráneo del camagüeyano estaba en riesgo.

Las palabras del habanero que representa a España, autotitulado como El Tifón, referían que rodarían cabezas en su camino al oro y que a La Cruz lo conocía bien de su carrera dentro de Cuba. Luego algunos medios orientaron el espectáculo a la esfera política y Reyes los complació.

Por mucha tinta que derramó el concierto lingüístico del representante ibérico, quien hizo la tarea periodística pudo sacar la cuenta real: era muy difícil que el monarca de Río 2016 (entonces en los 81 kilogramos) perdiera, y menos por la vía del nocao. Ni siquiera los buenos resultados de Enmanuel desde que emigró a Europa o el RSCI que le propinó al subtitular olímpico Levit, de Kazajistán, podían cambiar el hecho que en las cuatro ocasiones que se enfrentaron con anterioridad, Julio dominó de manera unánime.

Aunque un poco frías, las acciones del primer asalto les daban la razón a las estadísticas, pues ídolo de la Plaza San Juan de Dios, en esta ciudad, sacó par de golpes de ventaja con su habitual danza sobre el ring que lo hizo una diana muy difícil para su oponente. Al menos eso tradujeron cuatro jueces en su votación 10-9, mientras el kazajo Yermek Suiyenish daba un criterio diferente.

Las boletas invirtieron el orden después del segundo round gracias a un repunte ofensivo de Reyes e imprecisiones en la esquiva del nuestro, que incluso lo llevaron a la lona par de veces por desequilibrios. Con el duelo igualado, el cuadrilátero estaba listo para un final de vértigo en el que todos esperaban que el retador saliera impetuoso a cumplir sus promesas.

No obstante, fue La Sombra el que cambió su estrategia y embistió desde el principio. Plantó batalla en la media distancia con combinaciones de dos o tres golpes al dorso y el rostro de un Reyes que no lo encontraba con los swings de sus largos brazos y mermaba físicamente con el paso de los segundos. Los constantes intercambios que protagonizaron los dos nacidos bajo la bandera de la estrella solitaria favorecieron a Julio, quien se mantuvo provocando con la guardia baja. Por mucho que intentó cazar al tetracampeón mundial con sus golpes huracanados, la cabeza del anticiclón de Camagüey siguió sobre sus hombros hasta la campanada final.

El dictamen de los árbitros en el último acto fue 10-9 a favor del capitán de los Domadores de Cuba, inclinando así la balanza general 4-1. Tras la respuesta deportiva también se rompió el silencio sobre el ring y hubo réplicas para todas las declaraciones previas, incluido un “¡Patria o Muerte!, ¡Venceremos!

Terminado el pleito de estos dos estelares, el camino de Reyes debe dirigirse ahora hacia una prometedora carrera como profesional, mientras La Cruz seguirá en busca de su segunda corona bajo los cinco aros y probablemente otro capítulo en París 2024. El próximo paso en el organigrama es el combate ante el brasileño Abner Teixeira, en semifinales.