Los asuntos más candentes se llevan aquí para con la presencia de las principales autoridades administrativas e institucionales, de los distintos sectores, se rinda cuenta de su gestión sometida a la pupila crítica de los ciudadanos que se comunican con el programa para ejercer, con plena libertad y “sin rodeos” sus criterios personales acerca del tema que se esté tratando en esos momentos, y a los cuales se deberá ofrecer una respuesta que implique la solución del problema o su explicación.

Esta vez se abordó todo lo relacionado con la producción, comercialización y la distribución de los alimentos agrícolas, renglones vitales en la dieta de la población y que en los últimos tiempos alcanzan precios exorbitantes, según se estima popularmente, por la voraz intervención de los intermediarios, cuya gestión especuladora encarece en espiral los productos a disposición de los consumidores.

No obstante, como se demostró en el transcurso del programa, el asunto no parece tan simple a la hora de ponerlo sobre el tapete, porque con independencia de que el señalado sea uno de los elementos actuantes, existen otros factores en la cadena, como el de la limitada producción de muchos de los artículos agrícolas, por debajo de la demanda, cuyo desbalance tiende a encarecerlos.

Por ello, producir más sería un elemento regulador de los precios y hacia este propósito se encaminan hoy todos los esfuerzos en el territorio, para que tanto los productores estatales como los privados, con el necesario apoyo logístico, eleven sus aportes hasta volúmenes que sobrepasen las necesidades del consumo poblacional, satisfecho hasta ahora en solo un 45%, debido a múltiples problemáticas, entre ellas las tierras improductivas entregadas en usufructo a cientos de personas que no las han puesto en explotación, y las que llenas de malezas requieren ser recuperadas para hacerlas cultivables y así contribuir a que en el mercado  se logre el equilibrio oferta-demanda.

Otro eslabón importante es la comercialización de los artículos por parte de los productores, ya sean privados cooperativos, que son los que más aportan en el país y en la provincia, o estatales, cuyos volúmenes tampoco son despreciables, y las ganancias que deben obtener en sus entidades después de sufragar gastos e inversiones, que deberían estar alrededor del 30% en casi todos los casos por encima de las fichas de costos de producción, aunque pudieran haber algunas excepciones con utilidades mayores por interés del Estado, proporción costo-ganancia que constituiría un elemento moderador de los precios.

Para que este mecanismo funcione a cabalidad, deberán hacerlo dos factores decisivos: la contratación estatal a los productores sobre bases jurídicas y sus reales potencialidades en los diferentes renglones agrícolas, que garanticen la alimentación variada de la población, impida el escape de supuestos excedentes hacia elementos intermediarios, y el acopio de los productos por parte del sistema empresarial del Estado a cargo de ello, de una manera eficiente y que nada se pierda en el campo por falta de su gestión.

Este, estratégicamente parece ser parte del camino hacia la regulación de los precios en estos dos eslabones de la cadena, pero quedaría el “cerrojo”, en este caso la distribución, que pudiera ser directa por parte del productor  hacia mercados o establecimientos de ventas a la población y el consumo social, o por parte del mecanismo de acopio que asume también la transportación hacia estos lugares.

La estructura organizativa y la logística necesariamente tienen que ser perfeccionada y fortalecida en este sistema de  empresas acopiadoras, cuyo papel es determinante para hacer llegar a la población los renglones agrícolas alimentarios  a precios regulados y con la variedad y calidad requeridas, que tanto demanda. Nada puede perderse en el campo ni en los almacenes por falta de iniciativa, negligencia e indolencia de los responsables de que esto no ocurra.

No olvidaron en el programa los vendedores ambulantes (conocidos como carretilleros) del sector por cuenta propia, elemento distributivo de los productos de agro, muchas veces estigmatizados por los altos precios a que ofertan su mercancía y a los cuales se les aplicarán también medidas regulatorias que eviten las violaciones que se les imputan y se apelará además a su condición de integrante de este pueblo, que recibe todos los beneficios por igual que el resto de sus conciudadanos y debe ser mínimamente solidario.

Después de los pronunciamientos en la última sesión de la Asamblea Nacional del Poder Popular, incluidos los del presidente Raúl Castro acerca de los elevados precios de los productos agrícolas y la necesidad de regularlos para hacerlos asequibles al poder adquisitivo de la población, las autoridades competentes de la nación se movilizan y adoptan cuantas medidas organizativas son necesarias, para no solo cumplir este mandato sino hacer realidad esta demanda que tanto lesiona los intereses alimentarios de la ciudadanía cubana.

Desde luego, no todo llegará de la noche a la mañana ni todo funcionará como una maquinaria de relojería, pero los resultados se irán viendo progresivamente, porque se trabaja para alcanzar la máxima eficiencia en todo lo que se haga.

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