Mientras los abonados se dedicaban a pagar el ticket del almuerzo y la comida, llegaron al lugar especialistas y colaboradores de la Contraloría Provincial para realizar una supervisión especial como parte de la X Comprobación Nacional del Control Interno.

Empezando por el administrador, cogieron “movidos” a los empleados, y a los que no estaban, como el almacenero, lo que provocó la no disposición en tiempo de las tarjetas de estibas y del control de entrada y salida de los productos para su elaboración.

Sépase que el día anterior, inspectores de Salud clausuraron el área donde se procesan los alimentos por el estado deplorable para el cumplimiento de las medidas higiénicas.

La alternativa de la administración, previa consulta con la dirección de la Unidad Básica a la que se subordina, fue elaborarlos en la unidad gastronómica radicada en el hospital Amalia Simoni.

Todo hasta allí parecía marchar “aceptablemente”; sin embargo, el almuerzo lo buscaron en un bicitaxi, y los recipientes estaban destapados. Desde el exterior del local, los consumidores no tenían la posibilidad de percibir la deficiente higiene.

Válidas fueron las opiniones de las encuestas realizadas a los ancianos, de que en ocasiones pagan y reservan un producto y luego no se lo despachan, no le devuelven el dinero o cambian el precio sin explicación.

A todas luces, en esta unidad hubo incompetencia y descontrol administrativo que parecen ser tendencia en otros Saf. No por gusto la Contraloría escogió este asunto entre los temas principales de la comprobación, que guarda relación directa con el envejecimiento poblacional y la necesidad de crear las mejores condiciones directas a los que a lo largo de su vida abonaron con esfuerzo y sacrificio la obra de la que hoy disfrutamos. De los 186 adultos censados en la unidad se entrevistaron 38. El muestreo arrojó que la atención brindada por el personal es buena, la mitad dijo que la calidad de los alimentos es regular, al igual que la variedad de productos, y respecto al cumplimiento de los horarios de servicio, manifestaron que oscilaba entre regular y malo.

A juicio de los encuestados, observan que a pesar de la cantidad de administradores que han pasado por la unidad, la Empresa no ha accionado frente a la inestabilidad ni tenidos en cuenta los maltratos a los ancianos. En este tanteo, los auditores realizaron un inventario físico al 21 % de los recursos en almacén. No pudieron cotejar las existencias con los submayores, no estaban actualizados, carecían de la documentación primaria. El director del distrito de la Empresa Municipal de Gastronomía Camagüey certificó que solo estaban anotadas las operaciones hasta el cierre de octubre. Este inconveniente limitó comparar las existencias físicas con las reflejadas en los documentos, un incumplimiento de la Resolución No. 60 de la Contraloría General de la República de Cuba en su componente actividades de control, en el artículo 12, inciso b, referido a la documentación y registro oportuno de las transacciones y hechos.

¿Tiene que ir representantes de la Contraloría para detectar el insuficiente control por parte del distrito? Desde el 9 de mayo no se realizaba inventario físico de la unidad a todas sus mercancías, a los medios de trabajo y no existía evidencia de arqueos sorpresivos a los efectivos, caldo de cultivo para que prevaleciera desorden administrativo y contable, así como que no se archivara la totalidad de los documentos que reflejan los ingresos que se depositan al banco.

El centro no tiene sistema de control interno implementado, al no contar con la documentación requerida para una labor eficiente; no hay medidas para erradicar o mitigar los riesgos relacionados con la calidad y la metrología; no se supervisaron correctamente los procesos o actividades, poniendo en riesgo su ejecución; adolece de una adecuada organización del trabajo; es ineficiente la responsabilidad de cada uno de los integrantes de la unidad, y no se realizaba una autoevaluación de la gestión.

Cada detalle de lo señalado deberá ser visto, en primer término, por la administración de El Pare y su colectivo, sin que escape la responsabilidad de la Empresa y sus instancias intermedias, porque lo señalado es solo una parte del botón de muestra de la ineficacia y el desdén con que se trabaja hoy en estas unidades. La indiferencia debe desaparecer allí y en cuanto lugar el descontrol sea una carga mortífera para que la economía del país no se robustezca. Pare la indolencia en El Pare.