LA HABANA.- Cuba finalizó 2020 con una potencia instalada de 297,4 megawatts (MW) provenientes de las fuentes renovables de energía (FRE), y trabaja para ampliar esta potencia, de acuerdo con una política nacional que se propone diversificar la matriz energética.
El programa prevé que para el año 2030 el 24 por ciento (%) de la energía producida en el país provenga de las FRE.
De acuerdo con un reporte del portal Cubadebate, en la actualidad el 95% de la matriz energética de Cuba se basa en combustibles fósiles, y solo el cinco por ciento en energías renovables.
La política nacional para el desarrollo de las energías renovables, determina que la radiación solar, la energía eólica y la biomasa (bagazo de la industria azucarera, marabú y otras fuentes) son las áreas con mayores perspectivas en ese sentido.
En menor medida, también pueden apoyar en la producción de energías las pequeñas hidroeléctricas y la instalación de biodigestores, fundamentalmente en el sector porcino.
Programas de inversiones en curso o proyectadas se proponen explotar el potencial de dos mil megawatts (MW) en energía solar fotovoltaica, 700 MW en parques eólicos y 600 MW en bioeléctricas asociadas a centrales azucareros.
La energía eólica se explota hoy en cuatro parques experimentales con una potencia total de 11,8 MW, y próximamente deben sumarse otros tres, dos de ellos ya en fase de construcción en la provincia de Las Tunas.
También se construyen o están en funcionamiento bioeléctricas asociadas a centrales azucareros, entre ellas, la del central Ciro Redondo, en Ciego de Ávila, de 62 MW, funcionando en fase de puesta en marcha.
Según las previsiones, a partir del aumento del uso de las FRE se pudieran sustituir 2,3 millones de toneladas anuales de combustible fósil en la generación eléctrica.
A ello se sumarían 0,7 millones de toneladas por acciones e instalación de tecnologías de eficiencia energética, con una reducción anual de ocho millones de toneladas en las emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera.
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