CAMAGÜEY.- De Tacajó, en Báguanos, provincia de Holguín, llegó a Camagüey en 1968, Walter Pupo Méndez, con la encomienda de forjar el conocimiento y el talento de muchachas y muchachos de todo el país que integrarían la Columna Juvenil del Centenario(CJC), partiendo de la experiencia suya como metodólogo en la educación de adultos en ese territorio oriental.
Sin un ápice de dudas confirma hoy, a 55 años, que fue “la obra de choque más grande cumplida por los jóvenes cubanos a petición de Fidel como relevo de las Divisiones de Infantería Permanente de las FAR”, cuyos miembros dieron un apoyo a la zafra azucarera y al desarrollo agropecuario en estas extensas llanuras.
Jaime Crombet Hernández-Baquero, primer secretario de la UJC.Fue en Camagüey donde el 3 de agosto de 1968, en el centenario del inicio de las guerras de independencia, se creó el primer destacamento, con un estado mayor y diez agrupaciones, integradas cada una en batallones, compañías, pelotones y escuadras, con Jaime Crombet Hernández-Baquero, primer secretario de la UJC nacional como jefe, y el primer capitán Lázaro Vázquez García, como jefe del Estado Mayor.
La CJC, como se le conocía en aquellos años, constituyó el relevo de la Operación Mambí de las FAR, una cantera importante en la que los jóvenes, a partir de los 17 años, pasaban el Servicio Militar Obligatorio, y germen de la aparición de las precolumnas, orientadas por el Ministerio de Educación para muchachos de 13 a 16 años que ni estudiaban ni trabajaban. Hoy muchos de aquellos adolescentes agradecen cómo ese concepto los llevó a asumir el trabajo y a capacitarse como albañiles, mecánicos, carpinteros, entre otras especialidades.
Como refiere el libro EJT, ejemplo para las presentes y futuras generaciones, de la Casa Editorial Verde Olivo en 2018, los logros de la CJC en Camagüey estimularon su extensión a otras regiones del país y ramas de la economía. Surgió lo que luego se denominarían el Movimiento Columnista en Oriente, Isla de Pinos, Pinar del Río, de la esfera textil, juvenil del mar, del acero, cemento, vidrio y construcción industrial.
EL PRIVILEGIO DE FUNDAR EL EJÉRCITO JUVENIL DEL TRABAJO
Pupo Méndez, junto a otros compañeros asentados en la Escuela Nacional de Formación de Cuadros de Mando de la CJC, establecida a varios kilómetros al norte de la ciudad de Camagüey, tuvo el privilegio de estar el 3 de agosto de 1973 --hace 50 años-- en el instante en que Raúl proclamó el nacimiento del Ejército Juvenil del Trabajo (EJT).
Decía aquella mañana el hoy General de Ejército:
“Este quinto aniversario del relevo de las unidades de las Fuerzas Armadas Revolucionarias que habían culminado la Operación Mambí, en esta provincia camagüeyana, por los entonces bisoños de la Columna Juvenil del Centenario, constituye, sin lugar a dudas una ocasión singularmente propicia y Camagüey el escenario más legítimo para proclamar el surgimiento del Ejército Juvenil del Trabajo. Tiene en aquel relevo su antecedente histórico y el primer testimonio de seriedad, de la firmeza y el sentido de honor revolucionario con que nuestra juventud comunista enfrentó esta tarea”.
Entre los oradores de esa mañana de lunes, a la sombra de erguidos pinos, estuvieron, además, el sargento de las FAR Alfredo Luis Fuentes Rodríguez, fallecido en un accidente, y Walter Pupo, teniente coronel de la reserva, a quienes en simbólico gesto el entonces Ministro de las FAR intercambió la gorra del primero por el sombrero del segundo, al tiempo que levantaba sus brazos en gesto de hermandad.
Ramón del Pino Salazar era en 1968 miembro del Comité Provincial de la UJC y atendía la esfera de construcción, cuando recibió la indicación de incorporarse a la CJC. No lo pensó dos veces y a partir de ese momento ocupó varias responsabilidades, entre otras, la de jefe de subagrupación de construcción en Sola en el plan de desarrollo citrícola, junto a las tropas de la División de Infantería Permanente (DIP) de las FAR. En el ‘73 tuvo el honor de ocupar un espacio en la presidencia del histórico acto.
“¿Qué importancia le concedo al EJT? En primer lugar, el haber contribuido a mi formación como joven revolucionario y a no flaquear ante ninguna tarea revolucionaria asignada a la juventud por Fidel y Raúl”, expresó el hoy octogenario y con lúcida memoria.
Ambos líderes cada vez que tuvieron una oportunidad de encontrarse con miembros del EJT en Camagüey lo hicieron: Fidel, el 16 de diciembre de 1974 en la escuela vocacional Máximo Gómez; el 24 de mayo de 1976, en la escuela de iniciación deportiva escolar, en construcción, y en el hospital de Nuevitas al día siguiente; y el 28 de noviembre de 1988 en el campamento La Sacra.
Raúl, por su parte, compartió con esas fuerzas el 5 de de agosto de 1979 en la inauguración de la escuela militar Camilo Cienfuegos, construida por el EJT; en el batallón cañero en La 46 en el central Carlos Manuel de Céspedes; en el acto por el X aniversario de la institución en el “Batalla de Las Guásimas”, el 3 de agosto de 1983; en mayo de 1988 inauguró los campamentos concentrados de La Sacra, Saimí y Lugareño; el 13 de octubre de ese propio año estuvo en la comunidad Batalla de Las Guásimas, donde celebraron el XV aniversario y el 3 de agosto de 1993 en el acto por el vigésimo, en La Sacra.
Tanto a la Columna Juvenil del Centenario como al Ejército Juvenil del Trabajo habrá que recordarlas por siempre como símbolos eternos de la juventud cubana.