CAMAGÜEY.- Debatir y proponer soluciones para proyectar nuestro futuro como país, y para concretarlo, es un deber de los más nuevos cubanos. Siendo consecuentes con la convocatoria al Onceno Congreso de la Unión de Jóvenes Comunistas en Birán, no pueden conformarse con ser simples espectadores.
Mucho se ha hecho desde el 2015 hasta ahora, pero falta más. Muchas inquietudes están resueltas, pero surgen otras. Muchos cambios se perciben, pero requieren del apoyo de todos.
¿Cómo marcha aquí el proceso previo a la cita juvenil del 4 de abril del 2020?, ¿cómo se atienden los planteamientos de los militantes?, ¿cuánto se conecta la UJC a los códigos digitales?, son preguntas que responde a Adelante Digital Nilsay Molina Nápoles, primera secretaria de la organización en el territorio.
Foto: Alejandro Rodríguez Leiva/ Adelante— ¿Qué elementos distinguen el proceso del Onceno Congreso respecto al Décimo?
— El Décimo nos demostró que desde abajo se pueden generar propuestas indispensables para mejorar nuestra labor; que debemos prestar mayor atención a lo que piensan los jóvenes dentro del comité de base, el destacamento, el grupo, la fábrica, la cafetería, el hospital, la escuela... Y en esa dirección enrumbamos en el actual período. Los principales dirigentes de la organización se han acercado más a la base y han brindado información de lo que se hace para solucionar sus inquietudes.
“Por solo poner un ejemplo, el 60 % de las preocupaciones de la cita anterior estuvieron referidas a la recreación sana. En las asambleas municipales ese no fue el tema más debatido. Junto a la comisión provincial, encabezada por el Gobierno, hemos logrado dar respuestas, aunque no las suficientes.
Por eso, ahora no piden instalaciones recreativas porque las tenemos; ahora quieren diversidad, variedad de géneros musicales en las actividades, hablan de los precios, de las capacidades. La mayor deuda es la falta de espacios para los pioneros y, en especial, los de secundaria básica, que no pueden salir por la noche a las ofertas que se brindan hoy.
“En las citas municipales y distritales realizadas como parte del Onceno Congreso los criterios se centraron más en lo interno, en el funcionamiento de la organización. Los muchachos se enfocaron en cómo contribuir más a las principales tareas que demanda la Revolución: su aporte a la economía y a la defensa de la Patria.
“Otro de los pronunciamientos que se ha mantenido es la necesidad de que se reconozcan más jóvenes para ocupar cargos de importancia desde los centros laborales como continuidad de la Revolución”.
— Pero el Congreso en los municipios fue mucho más que una reunión...
— El proyecto de intervención comunitaria Zona Joven, creado previo al Congreso, ha tenido gran acogida en la provincia. Nos ha dado la posibilidad de sacar a la calle variadas actividades para que todo el pueblo disfrute, conozca las acciones concretas de beneficio social que genera la UJC y sea testigo de la utilidad de la juventud.
“Aquí cada territorio ha sido capaz de organizar y generar, junto a otros organismos, esos espacios culturales y recreativos. Aunque no se han construido locales o ejecutado obras de mayor magnitud, como se concibió ese proyecto al principio, los muchachos sí han limpiado patios en zonas rurales o erradicado microvertederos de basura, por solo citar dos ejemplos.
“Hoy identificamos como un reto dentro de la comunidad, explotar más las potencialidades del Movimiento Juvenil Martiano, las Brigadas Técnicas Juveniles y los proyectos de la FEU y Golpe a Golpe, de la AHS. En la medida que funcione ese intercambio, mejor será la atención a los aún desvinculados, a los vanguardias, a los trabajadores”.
Foto: Alejandro Rodríguez Leiva/ Adelante
— ¿De qué espacios se vale la UJC para conocer las necesidades y preocupaciones de niños, adolescentes y jóvenes, y formarlos en los principios de nuestra sociedad, según le encarga la Constitución de la República?
— Los principales mecanismos son los movimientos y organizaciones en cada nivel educativo o puesto laboral. Desde el punto de vista organizativo, existen espacios ideados para que no se quede ningún joven sin atención. Sin embargo, nos percatamos de que es en los lugares más informales donde fluye mejor la comunicación.
“Así, hemos acompañado a estudiantes universitarios en el comedor, en una actividad recreativa, en los juegos Taínos. Cuando se sienten sin presión, plantear problemas e inquietudes resulta más fácil; no obstante, aquí tenemos mucho camino por andar.
“En el caso de la primaria, estamos trabajando para contar en cada centro con una estructura política, con un comité de base. Con ello lograríamos un mejor acompañamiento a niños con mayores necesidades y estaríamos más cerca de los problemas, lo que en general pudiera fortalecernos.
“En la provincia, la solución de planteamientos que no dependen solo de la organización fluye de manera favorable, pues tenemos la posibilidad de despachar al menos una vez al mes con nuestros principales dirigentes. Semanalmente nos reunimos con varios organismos para atender planteamientos puntuales de los jóvenes. Los dirigentes del Gobierno y el Partido dedican varios espacios para escuchar aquellas preocupaciones que no se puedan resolver en el centro estudiantil o laboral.
“Eso sí, nos toca trabajar más en la autopreparación para que la persona que tenga la responsabilidad de atender a cada joven, le llegue informado, capaz de aclarar cualquier duda”.
Foto: Leandro Pérez Pérez/Adelante
— ¿Qué desafíos entraña la preferencia de los más jóvenes por las tecnologías?
— Buscar códigos digitales atractivos acordes con los tiempos que corren es un gran desafío para la UJC. Conocemos que no todos los jóvenes ven la televisión, incluso son menos los que escuchan la radio, por ello toca ser inteligentes en el manejo de las tecnologías. Debemos hacer más atractiva la organización, empleando los recursos que más disfrutan los muchachos.
“Ese proceso trae consigo mucha preparación. No se trata solo de subir contenidos a una red social, sino despertar el interés con materiales y trabajos de calidad que inviten a reflexionar, a querer pararse del asiento y hacer algo por el bien del país.
“En Camagüey iniciamos el camino digital con una página en Facebook propia de la UJC. Después la idea se extendió y hoy los trece municipios cuentan con una. Allí compartimos lo que hacemos, ponemos fotos de las actividades, reconocemos a quienes sobresalen”.
— ¿Será esto suficiente para actualizar el discurso formal de la UJC, la visión que de ella se tiene?
— Nuestros muchachos nos han demostrado que tener una página en alguna red social no significa de por sí más contacto o más intercambio; lo que han sugerido al respecto en las asambleas de balance realizadas hasta la fecha así lo confirma y aportan muy buenas ideas.
Cambiar estrategias y puntos de vista nunca es fácil; sin embargo, no nos falta voluntad. Creamos un grupo de comunicación integrado por trabajadores de la UJC provincial, periodistas y estudiantes universitarios para pensar en colectivo mejores formas de hacer. A su vez, otros jóvenes apoyan con su creatividad, con aplicaciones como No a las drogas o Con buena actitud, entre otras.
“Ese es solo uno de los muchos desafíos que como generación y como organización tenemos. El Congreso constituye motivación para asumirlos con responsabilidad y con optimismo. En todos los espacios debe parecerse a sus protagonistas: dinámicos y cuestionadores”.