CAMAGÜEY.- Jorge  Luis Tapia Fonseca cerró este domingo su ciclo como Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba (PCC) en esta provincia, un ciclo de casi siete años en el que a golpe de sudor y ejemplo se ganó la admiración y el respeto del pueblo camagüeyano.

“No es, lo sabemos, noticia grata en Camagüey, donde Tapia es un cuadro, un hombre  apreciado, pero esta decisión parte de una política nacional de renovación  que pone en manos jóvenes los destinos del país”, explicó José Ramón Machado Ventura, segundo secretario del Comité Central del PCC.  El dirigente, aclaró, continuará  ahora en otras tareas gubernamentales.

Hoy, mientras recibía a su sustituto, el tunero Ariel Santana Santiesteban, Tapia seguramente recordó  especialmente los momentos difíciles que vivió en esta tierra. Su actuar en medio de epidemias, tras el paso de huracanes, tratando de cumplir la zafra, en los más intrincados surcos, fue guía precisa  para los agramontinos. 

“Agradezco la bienvenida a la provincia. Vengo a continuar el proyecto que se ha construido en los últimos años, con el compromiso de seguir desarrollándonos. Ahora soy un camagüeyano más”, expresó Santana Santiesteban, tras escuchar elogios y gratitudes de muchos de los que fueran compañeros y subordinados  de Tapia Fonseca,  que resaltaron el liderazgo y comprensión que lo caracteriza. 

Rugny Díaz Duro, quien fue Primer Secretario del Partido en el municipio de Florida, destacó su consagración y la humildad  con que escuchaba las preocupaciones del pueblo. “Conmigo fue muy exigente, porque tenía la misión de mantener una contienda  azucarera con calidad, pero cada indicación estaba marcada por su experiencia de trabajo y ejemplo”, aseguró.

“Tapia nos deja un método de trabajo sin decanso ni conformismo. Me enseñó, en los días posteriores al ciclón Irma, que cuando el dirigente sufre y labora junto a su gente, todas las obras se concretan, por complejas que sean, y avanzan más rápido” rememoró  Danayi Hernández Segundo, primera secretaria del Partido en Esmeralda.

También lo despiden con simpatía los jóvenes, con los que compartió una reunión para la reflexión y los sueños, un juego de baloncesto en la Universidad, una gala cultural en la Vocacional,  y que le deben decenas de espacios de recreación;  los campesinos, de quienes fue aliado incondicional al darles mejores condiciones de trabajo y defender sus derechos. Lo despiden los obreros,  los constructores, que nunca dijeron no  a sus “caprichos” de innovación y fundación;  los deportistas,  quienes siempre lo contaron en sus equipos, como el más exigente y cómplice director... 

En los barrios, se recapitula su gestión sobre una mesa de dominó, en la esquina, en la cola de la tienda, y una idea es casi unánime: “Tapia dejó el listón bien alto”. Así  se habla del cienfueguero que  llegó  a fines de 2012 para hacernos mejor provincia, y aunque es el primer inconforme con su obra, le ofrecen el cálido “hasta luego”, reservado para un hermano camagüeyano.