VERTIENTES, CAMAGÜEY.- Fue Agustín Hernández Pérez quien la propuso como la delegada del poblado Los Palmaritos en octubre de 1976. Por mayoría de votos salió electa y desde ese día Francisca León Bermúdez se ha mantenido vinculada de forma ininterrumpida a los órganos locales del Poder Popular. A ellos le debe y agradece mucho, sobre todo, el saberse útil durante tanto tiempo.
“Los primeros años me resultaron un poco complicados. Nos enfrentábamos a una tarea que por primera vez se realizaba, y en la cual nadie tenía experiencia. Experimentamos sobre la marcha y hubo cosas que no nos salieron como hubiésemos querido, pero de ahí también aprendimos. Ya en esa época tenía cuatro hijos varones y trabajaba como obrera agrícola. No era fácil combinarlo todo, pero conté en cada momento con el apoyo de mi familia y los vecinos. Siempre lo resalto”.
A sus 80 años Panchita, como también la conocen, ha sido por 45 la delegada de la circunscripción No. 24 del consejo popular Manantiales, en Vertientes. Aunque ya su forma de caminar sea más pausada y no pueda dar las reuniones de pie como antes, cuenta que las ganas y el amor por su trabajo siguen intactos.
“A esto, como dice el presidente Díaz-Canel, hay que ponerle mucho corazón. Si no se le pone amor a cada cosita que hagamos no se cumplirán los objetivos. Hay tareas difíciles, pero no imposibles. Cada etapa ha tenido sus momentos de crisis y no por ello hemos dejado de luchar. El prestigio y el respeto no se compran ni se limosnean, hay que ganárselos. ¿Cómo se logra eso? No diciendo mentiras.
“No se puede pretender que la gente confíe en ti si cuando te exponen un problema tú solo das excusas y no buscas soluciones. Por ejemplo, aquí tenemos tres planteamientos envejecidos referidos al puente de acceso entre los poblados de Valle Grande y San Felipe, de Florida a Vertientes, y la iluminación pública. Sabemos que por ahora no tendrán solución, pero no dejo de presentarlos ante la asamblea ni he ocultado las razones por las cuales no se han resuelto. La gente entiende la verdad”.
En los grupos comunitarios Francisca encuentra un apoyo incondicional. Fueron sus miembros quienes la ayudaron, sin pedirle nada al Estado, a garantizar la alimentación del personal médico encargado de la vacunación por cerca de 40 días; los mismos que apadrinan a familias vulnerables y siempre están al frente para lo que haga falta. Buen ejemplo tienen.
“Este será mi último mandato y no porque termine mi responsabilidad como delegada voy a dejar de cumplir con mis deberes. Estamos tan comprometidos con nuestro país que nunca podremos darle tanto como lo han hecho con nosotros. Seguiré aportando, apoyaré sin dudas a quien elija el pueblo, contribuiré con el grupo comunitario pero ya no puedo proyectarme por más tiempo. En realidad jamás pasó por mi cabeza dirigir más de la mitad de mi vida. Sin embargo, doy gracias cada día por eso, por tanta vida que me ha dado”.