CAMAGÜEY.- Entre las experiencias que no olvida, Reydis Almira Leyva recuerda la de una paciente que llegó con una prótesis partida en los primeros meses de la pandemia, cuando estuvo trabajando sola.

“Entonces no había yeso para tomarle la impresión y hacerle una nueva, pero la señora se veía desesperada y me pedía que hiciera algo. Me arriesgué y a ojo empaté la que traía y salió todo bien, le quedó perfecta. Ella todavía viene por aquí a cada rato a saludar”.

Dice una de sus compañeras que Reydis tiene buena mano porque su labor resulta un arte: “No es nada fácil poner diente por diente donde tiene que ir, ni personalizar cada trabajo, porque ninguna boca es igual”.

Ella nos cuenta que tiene una prima máxilo-facial, y cuando iba a sus consultas le gustaba lo que veía y escuchaba. Desde entonces dijo que estudiaría algo similar y en el momento justo se decidió por el técnico de nivel medio en Prótesis Estomatológica.

Es de las jóvenes que se definen felices, porque como ella misma afirma: “Me encanta lo que hago, y si tuviera que volver a decidir escogería lo mismo, aunque demanda mucha observación, paciencia, ser detallista y muy responsable”.

Si las clínicas estomatológicas brindan hoy solo los servicios de urgencia no se debe nada más a la COVID-19.

Según información ofrecida por el Dr. Isael Armando Pérez Vázquez, director de la clínica estomatológica docente La Vigía, en medio de la pandemia el recrudecimiento del bloqueo ha provocado el desabastecimiento de recursos materiales como los yesos blanco y amarillo, la parafina, y de insumos importantes para garantizar las medidas higiénico-sanitarias como guantes, jabón, detergente.

Una simple comparación entre 2018 y 2020 muestra un decrecimiento en 6 700 obturaciones, equivalentes a unos 5 000 pacientes, pues mientras en 2018 se recibieron 22 kits de amalgama, cada uno con 500 cápsulas, en 2020 solo entraron seis.

Igual pasó con los brackets usados en la aparatología fija para la corrección de maloclusiones del segundo nivel de atención, pues de 214 planificadas para el pasado año se realizaron 17.

“Lo mismo sucede con el equipamiento, muchos necesitan reparación o reposición por-que han cumplido su tiempo de explotación, y no nos los pueden asignar porque el país no ha podido adquirirlos”, agregó el especialista de 2do. grado en Estomatología General Integral y en Organización y Administración de Salud.

Estas estadísticas se multiplican en cada clínica o centro de la provincia, del país, y así mismo se multiplica el esfuerzo de muchos como Reydis para suplir las carencias.

Con solo tres años de experiencia laboral en la clínica estomatológica docente La Vigía, ella no deja de superarse y aprovecha los cursos de posgrado mientras espera ansiosa la oportunidad de matricular en la licenciatura.

Su aporte para enfrentar tantas carencias lo recogió en una estrategia educativa para el cuidado y uso de la prótesis, reconocido en la Jornada Territorial del Docente.

Allí aconseja ubicar la prótesis en la palma de la mano para lavarla, sobre todo si es inferior, nunca agarrarla por los extremos; efectuar el cepillado con jabón, no con cloro ni lavavajillas, y durante la noche colocarla en un vaso con agua. Así podrán conservarla por más tiempo, otra manera de restar víctimas del bloqueo.