CAMAGÜEY.- No siempre quienes se destacan en lo personal o lo colectivo reciben el reconocimiento justo y oportuno; tampoco es regla que sea ese el propósito de tales protagonistas, pues la sencillez, el humanismo y la solidaridad caracterizan a los grandes hombres, además, por no pedir algo a cambio por sus actos altruistas.
Ese es el caso de los hombres y mujeres que integran el Contingente Internacional de Médicos Especializados en Situaciones de Desastres y Graves Epidemias Henry Reeve , quienes se han enfrentado a los embates de la naturaleza y a enfermedades tan letales y desconocidas como el Ébola y la COVID-19, en beneficio de desconocidos y a miles de kilómetros de su terruño.
El Contingente fue ideado por el Líder Histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz, y constituido el 19 de septiembre del 2005, debido a la repercusión del huracán Katrina en Nueva Orleans, Estados Unidos, ocasión en que se reportaron allí 1 336 fallecidos y las pérdidas materiales fueron valoradas en unos 75 millones de dólares.
A la mayoría de los cubanos no nos asombra escuchar: “Soy un esclavo de la humanidad”, cuando un médico opina acerca de su labor en otras latitudes, incluso, a riesgo de su propia vida, porque esas conductas forman parte del día a día del personal de la Salud Pública en Cuba; sin embargo, nos satisface sobremanera conocer que el Premio a la Paz de los Pueblos (People´s Peace Awards) fue conferido por 100 organizaciones que agrupan a más de 400 000 personas en Estados Unidos (EE.UU.) a ese Contingente, quienes igual apoyaron su nominación para el Premio Nobel de la Paz, sí, porque reconocen la invaluable labor y dedicación salvando vidas y difundiendo el internacionalismo y la solidaridad en todo el mundo y, a no dudar, ese es el lauro más grande que puede recibir un ser humano porque trae consigo el cariño de los pueblos, de los más desfavorecidos, esos que han recibido la mano amiga sin conocerse siquiera ni, incluso, hablar el mismo idioma.
Ese reconocimiento multiplica orgullos porque en él está implícito el de cada paciente salvado, el de cada familiar de estos que recibió una palabra de aliento también cuando nada pudo hacerse frente a la adversidad, pues saben discernir cuánto dejaron estos hombres y mujeres atrás para aliviar el dolor de otros, cuántos hijos, padres, quedaron en Cuba mientras fueron y van a conquistar salud, solo eso.
Una felicitación del pueblo cubano es poco para lo que merece este insigne pelotón del ejército de batas blancas, pero a la vez es suficiente porque así de sencillo son cada uno de los integrantes de ese Contingente que con su nombre rinde tributo a un héroe norteamericano y que sigue su paso por la salud de tantos en el mundo por donde recogen medallas de hermandad .
Es bueno recordar que durante la pandemia del coronavirus SARS-CoV-2, más de 50 brigadas médicas del Contingente Henry Reeve han colaborado en unos 40 países y territorios que solicitaron el auxilio cubano para hacer frente a la COVID-19.