CAMAGÜEY.- Si algo expresa en toda su magnitud la dimensión del sentido humanista de la Revolución cubana, es la nueva Constitución de la República que se someterá a ratificación de sus habitantes en el referendo convocado para el próximo 24 de febrero y que fuera aprobada ya por la Asamblea Nacional.
Digo esto porque en sus 11 capítulos y en sus 229 artículos se compendian deberes y derechos de sus ciudadanos, así como las disposiciones en las cuales se asienta la sociedad socialista que estamos construyendo y sus relaciones con el exterior, y también porque al propio tiempo se significa que el derecho al trabajo, la educación , la salud ( que en Cuba son servicios gratuitos) la dignidad, la ética, la humanidad y solidaridad de sus hombres y mujeres son pilares del estado de derecho, justicia social, independencia, soberanía y democracia que fundamenta esa Carta Magna.
A mi juicio, bastarían estos enunciados para dar el Sí en el referendo popular a que estamos convocados en fecha tan significativa como la que marca en el mes de febrero el levantamiento en la guerra necesaria contra el colonialismo español en 1895, organizada por el Héroe Nacional José Martí, pero es que además a lo largo de todos sus títulos y articulado el respeto a la dignidad plena del hombre refrenda la esencia humanística de esta Ley Fundamental que nos estamos dando los cubanos.
En un ejercicio de democracia participativa sin precedente en la historia de las constituciones, que conozcamos, en el que tomaron parte casi 9 millones de ciudadanos en más de 133 mil debates populares durante tres meses en barrios, centros de trabajo y estudiantiles, al proyecto original se le propusieron, por más de un millón y medio de intervenciones, modificaciones, adiciones, eliminaciones, dudas que tenidas en cuenta por la Comisión Redactora del documento sirvieron para modificarlo en un 60%.
Nada escapa a esta Carta Magna, que guiada por el pensamiento de Martí y Fidel, las ideas de emancipación social de Marx, Engels, Lenin establece, en su Título primero, que Cuba es un Estado socialista de derecho y justicia social al tiempo que garantiza la libertad, la igualdad, el bienestar y la prosperidad individual y colectiva de todos sus habitantes, y ratifica que el Partido Comunista de Cuba es la fuerza dirigente superior de la sociedad y del Estado.
Si me detengo en este concepto de igualdad es porque en estos tiempos en que vivimos nada más lejos de el en las sociedades capitalistas y neoliberales que proliferan hoy por el mundo ( bastaría el ejemplo de trato racista a afronorteamericanos e inmigrantes en Estados Unidos) y porque nuestra Constitución es contundente en su artículo 42 cuando expresa que” todas las personas son iguales ante la Ley, reciben la misma protección y trato de autoridades y gozan de los mismos derechos, libertades y oportunidades sin ninguna discriminación por razones de sexo, género, orientación sexual, identidad, de género, edad, origen étnico, color de la piel, creencia religiosa, discapacidad, origen territorial o cualquier otra condición o circunstancia personal que implique distinción lesiva a la dignidad humana…La violación de este principio de igualdad está proscripta y es sancionada por la ley.“
Desde luego que la aplicación de estos conceptos no es nueva, quizás no tan al detalle como en esta Carta Magna, pero en fecha tan temprana como 1959 el líder de la Revolución triunfante Fidel Castro convocaba a erradicar la discriminación racial heredada del régimen capitalista.
En esta tarea que él mismo consideró como compleja y difícil ha venido avanzando la sociedad cubana en esto 60 años y de lo logrado, a manera de ejemplo, el presidente cubano Raúl Castro en la clausura de la Asamblea Nacional del Poder Popular del 19 de abril del 2018 informaba que en la composición de ese órgano el 53,22% son mujeres, tres de ellas vicepresidentas del Consejo de Estado, y el 40,49 son negros y mestizos, diputados no solo por el color de la piel, sino por sus virtudes y cualidades.
Si novedosa en estos artículos es la Ley Fundamental que ratificaremos el próximo 24 de febrero, no menos ocurre cuando refrenda la propiedad del pueblo sobre los medios fundamentales de producción, reconoce las distintas formas de propiedad privada, el acceso de la inversión extranjera y regula y controla el mercado en función de la sociedad socialista que construimos.
El estado reconoce y estimula las organizaciones de masas que agrupan distintos sectores de la población, reconoce la doble nacionalidad de sus ciudadanos, dispone las vías para el perfeccionamiento de la actividad gubernamental y la obligatoriedad de los electos de rendir cuentas al pueblo del cual dimanan todos los poderes, y sustenta la defensa de su soberanía, independencia e integridad territorial en la concepción estratégica de la Guerra de Todo el Pueblo.
La Ley Fundamental establece la independencia funcional del Consejo Electoral Nacional que conduce los procesos electorales del país y bajo la tutela del cual se ha organizado todo el proceso para la celebración el próximo 24 de febrero del referendo que deberá ratificar la nueva Constitución que con contundente Sí la pondrá en vigor, al tiempo que dicho Consejo garantiza la transparencia, la confiabilidad, e imparcialidad de este ejercicio democrático del pueblo cubano que no tiene precedentes en la historia de Carta Magna de algún lugar del Orbe.
Porque defiende la soberanía, la independencia y la dignidad de las cubanas y cubanos #YoVotoSí el 24 de febrero por la Constitución. #NosotrosVotamoSí #SomosCuba #SomosContinuidad pic.twitter.com/RNikgCbnZM
— Miguel Díaz-Canel Bermúdez (@DiazCanelB) 12 de febrero de 2019