CAMAGÜEY.- Como un actor que inicia en papeles secundarios y asciende hasta convertirse en el protagonista de la obra, Gregorio Márquez Flores llegó al Teatro Principal hace tres décadas con un rol modesto: técnico de mantenimiento encargado de cuidar sus estructuras. Sin embargo, su pasión, esfuerzo y talento lo llevaron a colarse en cada rincón de la escena. Hoy, no solo es el director del coliseo camagüeyano, sino también un director artístico y un profesor. Él encarna todo aquello que sueña para su teatro: elegancia, buen gusto y amor por el arte.
“El teatro me enseñó a soñar despierto y a entender que la vida es un gran escenario donde cada acto cuenta”, reflexiona con una mirada que combina humildad y orgullo que lo lleva a recordar pasajes de su niñez.
Cuando niño, participó en un grupo teatral de la biblioteca provincial Julio Antonio guiado por la narradora oral Zaida Montells. Asume eso como la semilla que sembró su amor por este mundo. En la época de estudiante, dice, Camagüey carecía de opciones académicas para el estudio del teatro, lo que no impidió que aprendiera de figuras clave como Manolo Sánchez del Rosario, Francisco Flores, Humberto Gutiérrez y Pedro Castro, quienes influyeron profundamente en su carrera. También menciona a Bistermundo Guimarais y a Rigoberto Álvarez.
DEL MANTENIMIENTO A LA DIRECCIÓN
Con apenas 20 años y graduado en Construcción Civil en el politécnico Armando Mestre, Gregorio cargaba una mochila llena de sueños. “Un buen día, un amigo me comentó que había una plaza en el teatro y sin pensarlo me presenté”.
La misión inicial parecía sencilla: velar por la integridad de la edificación. Pero pronto descubrió que entre bastidores había algo más que vigas y ladrillos; había magia. “Me cautivó el universo del teatro, así que empecé a aprender de todo: tramoya, luces, sonido. No me bastaba con reparar paredes; quería ser parte de lo que pasaba sobre el escenario”, cuenta.
El recorrido por otras provincias le permitió comprender las diferencias entre los espacios escénicos y afinar sus habilidades. Fue durante ese tiempo que tuvo el privilegio de trabajar con grandes figuras del teatro cubano como Rosa Fornés, José Antonio Rodríguez y Corina Mestre. De cada uno aprendió lecciones que moldearon su carácter profesional. “Ellos me enseñaron a amar este mundo y a respetar el trabajo en equipo que hay detrás de cada puesta en escena”, dice.
Réplica del Teatro Principal, una iniciativa de reconocimiento que otorga desde el 2007, y que realiza el artesano Yuri Nieves.
LA RECONSTRUCCIÓN DEL LEGADO
Uno de los hitos en su carrera fue la reparación del Teatro Avellaneda, que dirigió hasta su reapertura en 2016. “Reparar un teatro es más que colocar ladrillos; es recuperar la historia y prepararlo para las futuras generaciones”, asegura.
Esa visión de preservar el patrimonio cultural lo ha llevado a liderar esfuerzos para declarar el Teatro Principal como patrimonio de la ciudad. “Este edificio, con sus 175 años de historia, es un pilar fundamental de la cultura de Camagüey. Es nuestra responsabilidad protegerlo y transmitir ese sentido de pertenencia”.
Gregorio resalta la rica historia del Principal de Camagüey, que llegó a competir en relevancia con el Tacón o Gran Teatro de La Habana, acogiendo programaciones internacionales de gran nivel. Entre sus momentos estelares, menciona las temporadas de la legendaria Rita Montaner y la presentación de Lola Flores en 1955, a quien considera su ídolo artístico.
Las intervenciones en el Principal han dejado un costo oculto: la reducción de capacidades. “De 1500 capacidades que llegó a tener, ahora solo admite 608. El tercer piso está deshabilitado porque se le afectó la visual. Cada reparación ha sido necesaria, pero también hemos perdido espacios que nos permitían recibir a más público”, lamenta. Para Gregorio, el desafío no termina en conservar el edificio, sino en garantizar que siga siendo accesible para la comunidad.
LA HUELLA DEL MAESTRO
Más allá de su labor como director, Gregorio se ha dedicado a formar a nuevas generaciones. Como profesor en el Centro de Superación para la Cultura y la Universidad de las Artes ISA, ha transmitido su conocimiento sobre mecánica teatral y dirección escénica. “Siempre digo que el teatro no es un trabajo, es un modo de vida. Y si quieres ser parte de él, necesitas dedicación y pasión”.
Esa enseñanza también la lleva fuera de las aulas, al organizar actividades que revitalizan espacios públicos y celebran tradiciones locales como el Teatro del Pueblo durante el San Juan Camagüeyano o la Caravana de la Libertad.
Esa misma pasión lo lleva a soñar con proyectos ambiciosos para el Principal. Por eso asumirá la dirección de la gala de apertura de la Semana de la Cultura Camagüeyana:
“Será un recorrido por la historia del teatro, desde su inauguración con la ópera Norma de Bellini, hasta los grandes momentos que marcaron su trayectoria”, detalla. La noche contará con homenajes a figuras como Candita Batista, Rosa Fornés y Rita Montaner, entre otros íconos.
El evento será una mezcla de arte y tecnología, con un video mapping en la fachada. “Queremos que la gala sea un reconocimiento a todas las personas que han hecho posible la existencia del teatro”, asegura quien ya se ha encargado de ese elogio desde el 2007 cuando comenzó a entregar la réplica del Principal.
EL FUTURO DEL PRINCIPAL
Actualmente enfrenta desafíos relacionados con el parque adyacente al teatro, que, a menos de un año de inaugurado, ha sido escenario de vandalismo. “La tarde se vuelve tensa desde las tres hasta que oscurece. Niños y adolescentes, en ocasiones con actitudes violentas, han causado daños. El otro día rompieron el cristal de un vecino con un pelotazo”.
A pesar de los desafíos, Gregorio no pierde la esperanza. “El vandalismo en los alrededores, los recortes de capacidades, la falta de recursos… son realidades que enfrentamos. Pero mi mayor preocupación sigue siendo el público”.
Con la mirada puesta en el futuro, trabaja incansablemente para garantizar que el Teatro Principal siga siendo un referente cultural en Camagüey:
“La gente no viene educada. Antes, ir al teatro era lo más maravilloso que te podía pasar, las mujeres lucían sus prendas… claro, estamos en otra época. Tengo que requerir personas porque quieren entrar en chores, chancletas, camisetas o con el casco de la motorina en la cabeza, y hasta se ponen bravos”.
Con un equipo reducido debido a las dificultades económicas, continúa liderando. “El teatro es mi primera casa”, admite entre risas, y esa dedicación va más allá de lo personal:
“El teatro necesita cuidado, tanto en lo físico como en lo humano. Si no amas tu trabajo, no puedes sostener un lugar como este”.
Gregorio se detiene un momento como para mirar el escenario vacío. “El teatro tiene vida propia, y nuestra tarea es mantenerla encendida. Cuando ya no esté, espero que ese amor por este lugar continúe en otros, porque la cultura de Camagüey no se entiende sin el Teatro Principal”.
Con sus palabras, queda claro que, aunque el telón cierre después de cada función, la historia de este teatro, y la de Gregorio Márquez, seguirán resonando en las memorias de todos los que han sido testigos de su grandeza.
Gregorio junto a una de sus divas, Rosita Fornés (1923-2020) Fotos: Cortesía del entrevistado
Junto al actor y humorista Osvaldo Doimeadiós.
Junto a Carlos Díaz, director de Teatro El Público.
Junto a los camagüeyanos Candita Batista, Vedette Negra de Cuba, y el cantante Servando Vázquez.
Junto a la actriz Asenneh Rodríguez.
Junto a los directores de teatro camagüeyanos Mario Guerrero y Pedro Castro.
Junto a la actriz Verónica Lynn.
Junto al actor José Antonio Rodríguez.
Junto a la agrupación de inspiración flamenca Sangre Gitana.