CAMAGÜEY.- Cuando conocí a Nazario Antonio Salazar Martínez pensé “¿ochenta años?”. Da la impresión de que le sobra edad o alguien lleva mal la cuenta. Pero las fechas no mienten y este año también llega a sus seis décadas como artista.

Un creador integral y diverso que se niega a ser encasillado solo como ceramista pues se siente igual de orgulloso como pintor, diseñador gráfico y ambiental, dibujante y escenógrafo. Afirma que si volviera a nacer sería artista nuevamente, pero empezaría más temprano.

Su casa es hogar y taller donde nacen ideas y se convierten en arte. Veo libros aquí y allá pero me aclara que había más, pues la lectura es hábito y pasión que le viene de pequeño.

No parece cansado, todo lo contrario, para él quedan demasiadas cosas por hacer. Gusta de aprovechar las oportunidades y retos de la vida y el arte, así como superarse a sí mismo constantemente.

Su obra, exhibida en más de 25 países, ha roto con convencionalismos, y renueva las tradiciones heredadas durante siglos de cerámica y plástica camagüeyana.

—¿Qué lo atrajo hacia el mundo del arte?

—Yo tengo el privilegio de ser hijo de un artista. Mi papá era un dibujante rotulista y decorador de muebles de niños y las primeras lecciones de artes plásticas las recibí precisamente de él.

“Me enseñó a utilizar el pincel, a cómo dibujar con tinta, lápiz o crayón. Me transmitió todos sus conocimientos sobre plástica desde el primer momento.

“Mi papá y yo estudiamos en la Escuela Provincial de Artes Plásticas José Martí, él con treinta y tantos años y yo con 12. Juntos hicimos el primer año y sacamos cien. Esto me impactó y quedó prendido en la mente como algo interesante”.

—¿Cuál fue su primer trabajo?

—Desde el punto de vista profesional fue el diseño del vestuario y la carroza del Sindicato del Comercio para el desfile del 1ro de mayo de 1960.

“Después de graduarme en la Escuela de Artes Plásticas José Martí de Camagüey, trabajé en Ciudad Escolar, primero como Técnico e Instructor de Medios Audiovisuales y luego como diseñador gráfico en la imprenta. Gracias a mi trabajo investigativo con los alumnos del Círculo de Interés de Artes Plásticas en la Biblioteca de Ciudad Escolar gané una beca para cursar la especialidad de Instructor-Profesor de Artes Plásticas en la Escuela Nacional de Extensión Cultural en La Habana.

“Durante mi estancia en la capital logré exponer en el Salón 70, una gran muestra de artes plásticas desarrollada en el Palacio de Bellas Artes, y conocí a prestigiosos artistas como Alfredo Sosabravo y José Rodríguez Fuster”.

—¿Quiénes han sido sus principales referentes e influencias?

—Mis referentes primarios son Amelia Peláez, Carlos Enrique, Wifredo Lam y Portocarrero; así como el art déco, el art nouveau, y el arte asiático en sentido general.

—¿Cómo fueron los inicios del Movimiento de la Nueva Cerámica Camagüeyana?

—En los años 70, Oscar Rodríguez y yo nos enfrentamos a la ambientación de hoteles y centros turísticos. Ya que en aquellos tiempos solo se usaban cortinas, nos decidimos a introducir los conocimientos de la plástica.

Foto: Alberto Santos Casas/ ColaboradorFoto: Alberto Santos Casas/ Colaborador

“En los talleres de Industrias Locales conocimos a Miguel Báez Álvarez y Manolo Barrero Rivero, dos de los mejores alfareros torneros de la época, quienes nos enseñaron las técnicas del barro camagüeyano. Un tiempo después el primer secretario de la provincia se interesó por lo que estábamos haciendo y nos propuso hacer un taller de la especialidad. Posteriormente presentamos el proyecto, y se aprobó la creación del Taller de Cerámica Experimental Artística.

“Alrededor del taller y nuestras acciones en el sector cultural, surge lo que se le nombraría el Movimiento de la Nueva Cerámica Camagüeyana, tras una investigación del grupo de Instructores de Artes Plásticas de la Casa de la Cultura Ignacio Agramonte, liderados por Martha Jiménez, Herminio Escalona, Joel Jover y otros”.

—¿Cómo era el trabajo en el Taller de Cerámica Experimental?

—Yo creaba los diseños y los cuatro realizadores que trabajaban conmigo lo copiaban. Pero como no todos realizamos las cosas de igual manera, les sugería que partieran del diseño pero con su propia impronta. Así ninguna pieza quedaba igual a otra. La exigencia principal, más que la cantidad, era lograr productos prácticamente originales y de exquisita terminación.

—¿Qué lo inspira a crear?

—Lo menos pensado, desde un objeto simple hasta una experiencia fuerte, puede proporcionarme las imágenes que traslado al lienzo, el papel o la cerámica.

—¿Qué manifestación artística prefiere?

—Aunque me siento a mis anchas en cualquiera de las manifestaciones, es la cerámica la que me proporciona mayor satisfacción. Es más concreta, corpórea y duradera. Es hacer de la nada una obra que a ti mismo te sorprende.

—¿Cuáles son sus artistas plásticos favoritos?

—Me fascina el Renacimiento y todo lo que se logró en este fantástico período. Y en el caso de nuestro país están Carlos Enríquez, Fidelio Ponce de León y Servando Cabrera Moreno.

—Sabemos que casi siempre tiene un nuevo proyecto entre manos…

—Sí, efectivamente, en estos momentos estamos colegiando una actividad conjunta para el próximo año entre los proyectos socioculturales Golpe a Golpe y Colibrí de Arte Miniaturista, de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) y la Sociedad Cultural José Martí, respectivamente. El objetivo es librar una convocatoria a todos los artistas del país a través de los diversos medios para realizar encuentros, pintadas en vivo, cursos, talleres y una exposición colectiva en la sede de la AHS, como saludo a un nuevo aniversario del nacimiento de nuestro Héroe Nacional José Martí.

—¿Qué cualidades debe tener un futuro artista plástico?

—Un buen artista debe de ser disciplinado en todo el sentido de la palabra, debe respetarse a sí mismo y respetar tanto lo que hace como al receptor a quien está destinado el resultado de su obra.

ALGUNAS OBRAS DE NAZARIO