CAMAGÜEY.- Everaldo López Rodríguez accedió en esta ocasión a la invitación de la filial del Fondo Cubano de Bienes Culturales en la provincia. Y con más de un centenar de diseños “inscribió” su marca Kiki, orfebrería de plata, en la actual edición de 500 +.
Pendientes, cadenas y anillos de compromiso son sus propuestas de mayor demanda, quizás porque la calidad y el buen gusto alientan las sacudidas al bolsillo. No obstante, son variadas las ofertas: el cliente puede llevar un juego de cadena y aretes, o inclinarse por una única prenda del conjunto.
Con el hermano aprendió el oficio de muchacho, y con esa precisión de orfebre decidió caminar desde entonces. “Es lo único que he hecho en mi vida, el trabajo con los metales es mi pasión; he logrado conjugar dos grandes extremos: lo estético y lo funcional, pues diseñamos en correspondencia con nuestro clima y nuestras costumbres”.
Coincidimos. Son piezas de exquisitos detalles y acabado. Porque su elaboración, lógicamente de carácter industrial, no atenta contra la originalidad y la emoción. El denominado arte de autoadornarse no es una creación menor, y así lo entendieron los López Rodríguez, “es un oficio de familia, todos se han involucrado; mis hijos quisieron seguirme, y creo que esta alianza es la que nos define como marca”, cuenta Kiki mientras satisface las exigencias de una cliente.
Desde el año 1992 Kiki es miembro de la Asociación Cubana de Artesanos Artistas (ACAA) y se complace del acompañamiento que recibe de esta institución. No debiera ser menos. La joyería es tan antigua como el hombre mismo; la existencia de collares prehistóricos muestra que se trata de una práctica cultural. Y lo bueno, como todo eso que sale del sello Kiki, hay que aplaudirlo.